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Pronto cumpliré cincuenta años, momento que te hace ver la cruda realidad de la existencia terrenal. O al menos eso parece. \n\n\n Y quiero saborear todo a cada momento y con más intensidad.\n\n Cada mañana a la hora del aseo veo en el espejo del baño a un desconocido con el rostro y el cuerpo marcado por el paso del tiempo.\n\n El joven que mi espíritu alberga sonríe insistentemente pero el espejo se empeña en devolverme una sonrisa-mueca agridulce de un adulto con cicatrices hasta en el alma.\n\n No puedo quejarme de mi existencia hasta el momento. Como en todas imagino, ha habido momentos de intensa euforia, otros de calma placidez, algo parecido a la felicidad. También hubo otros de oscuridad y de dolor en los que no veía un sentido muy claro a la existencia.\n\n Pero siempre puede más en mí el instinto de supervivencia y hace que los nuevos días amanezcan con la esperanza renovada.\n\n En un frío análisis, obviando los defectos intrínsecos al ser humano, me considero un hombre pragmático, equilibrado y afortunado en muchos aspectos de la vida.\n\n Los viajes a zonas del planeta donde el dolor es moneda corriente me confirmaron la suerte de poder vivir como lo hago, disfrutando de todas las pequeñas cosas que me regala la existencia.\n\n Pero, siempre hay un pero, un aspecto de este viaje a Itaca que no consigo entender.\n\n Y es que me puede la pasión, intensa pasión, en la vida y en el amor..\nAmor, palabra mágica de contenido a veces incomprensible e inexplicable, a veces el cofre de un fabuloso tesoro, otras la caja de Pandora..\n\n Siempre, creo, intenté “contaminar” a mi entorno más próximo, que es a lo que uno debe aspirar, de una manera o forma de vida en la que la comunicación, gestos, besos y caricias sean el principal lenguaje.\n\n Está claro por los resultados que no soy un buen profesor o que sin darme cuenta he llegado al “Mundo Feliz” de Huxley y me encuentro rodeado de una masa de Epsilon.\n\n Desde “El Banquete” hasta “El Arte de Amar” de Fromm, nada parece afectar a esta gran marea devoradora, consumista y autodestructiva, que mide su grado de felicidad por la cantidad de bienes materiales que posee.\n\n Después de años de total entrega, me encuentro agotado por el esfuerzo.\nNecesito descansar..\n\n Y tengo miedo, miedo de verme pronto convertido yo también en un ser incapaz de demostrar sus sentimientos, incapaz de acariciar, besar y amar con intensidad.\n\n Estoy en la encrucijada de un camino que no sé como recorrer.\nMe dicen que no se puede vivir así, tan intensamente, que no se puede ni se debe ser tan sincero.. ¿No será porque ellos no son capaces?\n\n En esos momentos siempre recuerdo las palabras de mi maestro de judo en mi adolescencia, contándome imágenes y episodios de su juventud en su Japón natal comparando dos árboles muy opuestos: el roble y el sauce.\nEl primero pese a su fortaleza y la dureza de su madera sucumbía siempre a una fuerte nevada en invierno, sin embargo el frágil y delicado sauce descargaba sus ramas de la pesada carga de nieve de vez en cuando y volvía a su posición natural.\nPuede que sea el momento justo de volver al camino de la suavidad, que es la traducción de judo…\n\n   \n\n \n\n
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