A todo el mundo le gusta la llegada del verano. A todo el mundo le gusta acariciar el sueño de unas vacaciones necesitadas y esperadas para olvidar el trajín cotidiano que nos quita el aliento. Y a muchos ya en esta época en la que nos encontramos se les encienden los ojillos de pasión imaginando nuevos rumbos, nuevas culturas por conocer o rincones abiertos al despertar de nuestros sentidos por visitar.\n\nPara algunos las vacacones estivales significan el encuentro con la família, el volver la vista atrás a la tierra que te vió nacer y te cobijó durante largo tiempo. Ese es el caso de mi pareja, nacida en Motril (Granada).\n\nPor aquellas cosas del destino odio Motril, no soporto ir allí. No tengo nada en contra de esa ciudad, ni nada en contra del lugar que vió nacer a la persona que ocupa mi corazón. Pero su necesidad de volver cada año a su casa paterna me ahoga, me irrita, me aburre, no lo soporto, no, y no puedo volver más allí.\n\nEl origen de esta desidia mía es la relación que tengo con mi suegra y mi imperfecta manera de ser. Necesito nuevos aires en mi vida, nuevos lugares por descubrir, más manifestaciones artísticas y culturales que admirar, nueva gastronomía que saborear y nuevas gentes que conocer. Y mi propósito en la vida es hacerlo algún día, con él o sin él, pero necesito hacerlo... o me moriré...\n\nYo entiendo su necesidad de abrazar a sus padres y hermanos todos los años. Es lo más normal del mundo. Y además están mis hijos, que se vuelven locos por ver a sus abuelos. Pero existen otras posibilidades de realizar ese encuentro. También ellos pueden venir aquí, no solamente en verano sino en otras épocas del año como Navidad pero no vienen, siempre somos nosotros los que nos debemos desplazar allí. También podríamos planear un lugar donde pasar unos días juntos, pero, no, no existe posibilidad alguna, hay que ir allí. Y eso me horroriza. No espero que me entendais. Hoy me siento asqueada porque aunque falta más de seis meses para que lleguen las tan merecidas vacaciones de Francis todo en el ambiente huele a Motril ya. Mi suegra al teléfono que me recuerda día si y día no también que este año debemos estar el mes entero; mi madre que pregunta qué para cuando pensamos ir, mis hijos que ante tanta conversación al respecto se impacientan y sueñan con irse a Motril. Por Dios!!! Que aún queda mucho, dejadme respirar!!! (Seguramente pensareis que soy muy y muy egoísta pero lo siento, soy así).\n\nY mientras, yo sueño con irme a otro lugar, con volver a Italia, ese país que tanto me gusta, a ver a unas amigas que tengo en la isla de Cerdeña y que no veo desde hace más de diez años (el tiempo que llevo con Francis) o volver a Roma, o irme con mi sobrino a Japón (no, no le voy a fastidiar el viaje que piensa realizar con sus colegas, si me lees no se te ocurra decirme nada, ¿eh?, es un decir...) o hacerme el Camino de Santiago, o la ruta del Quijote, qué sé yo!!!! tengo tanto por ver y recorrer que la vida pasa y el viaje no llega jamás... \n\nEl dinero lo hace todo cuando las palabras faltan. Mientras me lleno la hucha de esa tarjeta de embarque a otro lugar, pasaré otro mes de agosto sola, como el anterior, como el de más allá, esperando el rumbo que cambie mi vida.\n\n\n\n Y mientras tanto, os cuelgo una cancioncilla de esas que a mi me animan.. me tendríais que ver ahora mismo, ja, ja, estoy bailando.... \n\n \n \n\n\n
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