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    Anoche me acosté tarde, deambulando por los blogs en busca de algo interesante que me hiciera quitarme esa sensación absurda de incomprensión que me corroe por dentro. Por fin ha llegado el gran día para mis hijos y para él. Hace días que me martirizo con ello. Hace días que mi pequeña Sara me repite cuatrocientas mil veces que se va a Motril, puñetera ciudad, le tengo una manía… y él ni tan siquiera me ha suplicado nada, no ha tenido el valor de acercarse a mi para pedirme que fuera con ellos, que lo repensara una vez más, que intentara hacer ese esfuerzo… tampoco parece haber hecho efecto mi sesión de peluquería de ayer y es bien triste, sí. No me ha dicho nada, y eso que ayer me arreglé, me maquillé, hasta la dependienta del mercadona de mi barrio me dirigió una sonrisa atenta y aprobó el cambio que había realizado… pero él, nada de nada. Está claro que le importo una mierda. Así de cruda es mi realidad y hoy me siento tan vacía, tan destructiva conmigo misma que no puedo más que sentarme delante de mi ordenador amigo y desahogar de esta manera mis penas, sin más.

    Lo peor de todo es que se irá, como se fue el año pasado y hace dos años también cuando yo decidí quedarme en Barna para acompañar a mi madre a las sesiones de quimio, y volverá como si nada hubiera pasado, tan nuevo, tan fresco, con el sol pegado en su rostro y las energías cargadas, echándose a mis brazos recordando quizá que era yo quién ocupaba el lugar en su corazón. Y yo solo siento rencor, solo quiero saber qué le ronda por la cabeza, quisiera que se emborrachara de palabras y me contara, de una puñetera vez, qué discurre por su cerebro porque no sé nada de él.\n\n\n

    Estando así las cosas, a eso de las tres de la tarde me he ido al ambulatorio de mi localidad en busca de ayuda. Si, os parecerá irrisorio o lamentable, pero eso es lo que he hecho. De ninguna manera quisiera mover a compasión, no. Soy muy consciente de lo que me pasa y cómo ya no puedo más, he decidido ir en busca de ayuda médica. El viernes ya me dio un ataque de ansiedad en casa, cosa que hacía tiempo que no experimentaba y se lo conté a algún amigo de por aquí… pero hoy me sentía aún peor, me iba a estallar la cabeza de los pensamientos insistentes que tenía, nada bueno, por supuesto… y armándome de valor he cogido la tarjeta sanitaria y me he dirigido a urgencias con lágrimas en los ojos, sin saber muy bien qué decir ni qué hacer.\n\n

    Afortunadamente, la sala de espera estaba vacía. En el mostrador había un hombre que parecía ser un conductor de esos de ambulancias… aquí en Rubí no hay hospital y siempre hay una flota de ambulancias esperando fuera del edificio por si hay que llevar a alguien de inmediato a Terrassa donde sí hay centros hospitalarios. Cuando me ha visto ha llamado de inmediato al joven encargado de tomar nota de las visitas que van llegando… y cuando me ha preguntado que qué me pasaba, simplemente le he dicho que me encontraba mal, que estaba deprimida, y que para colmo tengo mi diabetes muy descontrolada, cosa que es bien cierta pero que además podía servir para acentuar la gravedad de mi estado. Tengo que decir que para entonces ya estaba llorando, no lo he podido evitar y cuando me he sentado a esperar me he percatado que no llevaba conmigo ni un triste kleenex para sonarme los mocos. El conductor de ambulancias, viendo como estaba, ha salido de su escondrijo y me ha traído amablemente un rollo de papel higiénico diciéndome que era lo único que tenía y me ha mirado como queriéndome señalar que estaba conmigo, me pasara lo que me pasara. Yo le he devuelto la sonrisa y le he agradecido ese detalle.\n

    Al poco me han llamado por el nombre. Mientras me dirigía al lado derecho de las dependencias de urgencias del ambulatorio iba pensando cómo le iba a describir mi situación a ese médico que me esperaba. \n\n

    Tras hacerme las preguntas de rigor, si era alérgica, etc., le he dicho que era diabética insulinodependiente y le he pasado a explicar lo que en realidad me pasaba: que me encuentro mal, que estoy deprimida, que esto viene de largo, de hecho ya estuve medicándome pero se me fue disminuyendo el tratamiento hasta su completa eliminación viendo la mejoría. Ahora vuelvo a sentirme mal, bueno, de hecho ya hace un tiempo que estoy así y se me acusa en mi control glicémico. Estoy descontrolada, no tengo hambre, y no tengo ganas de hacer nada. Mi endocrino me ha dicho que si en septiembre no está mejor la hemoglobina me tendrá que hospitalizar unos días… y con eso vuelvo a llorar. De hecho todo esto es cíclico: si no ando bien de ánimos estoy mal del azúcar, y si esto no mejora también repercute en mi capsulitas retráctil del hombro… total, un cuadro, de verdad. Como yo explicaba todo esto controlándome el llanto pero con seguridad, con conocimiento de lo que decía, con argumentos médico válidos, parece ser que le he causado una muy buena impresión al doctor el cual ha comentado que siendo una mujer de 120 de coeficiente intelectual como parezco ser (esto lo ha dicho él, que conste, cosa que me ha animado un poco, todo hay que decirlo) me ve totalmente capaz de dirigir mi control glicémico pero es conveniente que tome algunas decisiones con respecto a mi vida personal. De eso hemos estado hablando un buen rato y de momento me ha recetado un ansiolítico para calmar esa angustia que tengo, para ayudarme a dormir y descansar mejor, y un antidepresivo teniendo en cuenta, además, que es importante que pida hora en unos días a mi doctora de cabecera para que haga un buen seguimiento y me derive a un psiquiatra si es necesario. Yo ya le he dicho que mi doctora nunca me ha visto como para derivarme al especialista, seguramente porque la mejor psicóloga es una misma y siempre he intentado objetivar mis cosas: tengo que tomar cartas en el asunto y hacer algo por mi vida, YA. No puedo más, os lo digo en serio, veo que me estoy ahogando esperando que algo mágico ocurra en mi vida con respecto a mi relación con Francis y este milagro no ocurre entre otras cosas porque él no pone de su parte. Yo ya lo he intentado todo, pero él se emperra en decir que la culpa de todo la tiene esta maldita depresión que por cierto yo no he escogido padecer sino que apareció un buen día a raíz de varios palos que te va ofreciendo la vida. Ahora me flaquean las fuerzas, ya no lo resisto más. Soy joven, con proyectos intelectuales importantes, con ganas de amar y ser amada y soy consciente que padezco una enfermedad, otra más quizá, que se llama depresión. Esto parece que hay alguien que no lo ha entendido jamás y ese alguien ha sido muy importante en mi vida, pero ahora ya lo es cada vez menos. Me ha demostrado que no me quiere en absoluto, él pero también parte de mi familia cuando ven que hago mal en abandonarle y dejarle ir solo con los niños a su tierra. Nadie ve lo negativo que puede ser para mi salud el quedarme tres semanas sola, aislada en mi mundo. Nadie piensa tan solo un momento que la depresión te autocastiga constantemente y lo que menos necesito son sermones: en una ocasión un médico me dijo, en un tono algo aseverativo, que la vida es dura y hay que ser fuerte. Eso ya lo sé yo, y desde aquél día he comprendido muchas cosas de la vida.\n

    La pastilla de la felicidad no es el mejor remedio a mis problemas pero de momento puede ayudarme a salir de esta situación crítica en que me encuentro. Te anula por entero la mente, te impide pensar pero ahora el problema es que pienso demasiado y mi cabeza no puede más. Quiero curarme, ¿sabeis?, para poder independizarme económicamente de mi pareja y hacer algo con mi vida. Lo tengo que conseguir porque si no, creo que me moriré. Sé que este escrito puede alarmar a más de un amigo pero yo soy tan transparente como el agua y hoy siento la necesidad de desnudarme ante vosotros. No pido nada, solo que la droga a la que me voy a someter me ayude a pasar estos días que me quedo refugiada en mi triste vida. Nada más. Sé que los que me seguís entenderéis todo este discurso. Si habéis leído hasta aquí os lo agradezco de veras. Lo peor será aguantar el silencio de esta noche, pero lo superaré, con lágrimas y algún que otro paseo por vuestros blogs. Eso es todo lo que tengo. Gracias, una vez más, por escuchar mi llamada de auxilio. \n\n\n

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  • 2008-08-10 17:53:52
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  • La pastilla de la felicidad
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