Nos dormimos a las 9am de hoy. Lo cual no implicó forzosamente que nos levantáramos muy tarde, o bueno yo. Me tuve que despertar a las 12 para bajar a Marqués de Vadillo a la agencia de viajes. Como evidentemente me sentía fatal, luego de la bajada por las rampas de Urgel bajo el sol que hoy por la desvelada no se ve tan bonito, me subí al metro y así me fui sólo a las siguiente estación. Realmente estaba lo suficientemente cansado como para no querer bajar caminando. Creo que la señorita que me atendió no se dio cuenta o evitó decir cualquier cosa al respecto pero ya me explicó bien el precio y todo el itinerario que seguiríamos, si faltaba algo por confirmar, ahora ya no, segurísimo nos vamos a Túnez...aunque aún no lo pagamos...
De regreso el día fue un día típico de osos en pleno invierno: hibernar. Ro durmió y durmió y luego de comer siguió durmiendo. Es la osezna de la casa por hoy. Sólo se despertó ya más tarde para acabar de leer el Azteca. La verdad, fue un momento emocionante porque era un super tabique y sí fueron algunos meses de estarlo leyendo. (Y recordad que si no hubiese sido por él, nos hubieran robado el primer día cuando llegamos -leer diario del tres de septiembre pa más información-)
Yo luego de comer estuve enseñándole a Clau a jugar ajedrez. Y Gabo y yo estuvimos explicándole cosas de fútbol como el fuera de lugar.
Clau luego de comer estuvo aprendiendo a jugar ajedrez conmigo y aprendiendo cosas de fútbol como el fuera de lugar.
Gabo luego de comer supongo que leyó y luego estuvo conmigo explicándole cosas a Clau de fútbol, como el fuera de lugar.
Recordad, recordad, mientras esto pasaba, Ro dormía...
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