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  • Los planes eran levantarnos temprano, pero como siempre que hemos hecho planes para levantarnos temprano, se vienen abajo. Eso provocó enojos. Principalmente míos si he de ser sincero. Y todo por un periódico.
    Fuimos a Argüelles. Ahí, en un quiosco (en los que había visto no estaba) encontramos el número 10,000 de El País. Venía junto con un libro, con comparaciones que estuvimos revisando en la Plaza de España (antes pasamos al cajero) sobre cómo eran las cosas aquí en Madrid aquella primera vez que vio la luz el periódico. Cuánto costaba una cajetilla de cigarros, cuánto el cine, la primera portada con la foto de todo el equipo muy a la moda setentera.
    –Sin que ella se enterara, le compré a Ro la continuación de Azteca: Otoño Azteca; tambien le compré sus convers rojos!–
    Regresamos a la casa y Ro escombró un poco y preparó la comida. Yo me fui a correr. Comimos todos juntos la deliciosa pasta que preparó y luego de la rutina de esperar a que el alimento se ocnvirtiera en energía y lavara yo los platos, fuimos a Marqués de Vadillo para comprar los boletos.
    Llegamos ya con la mente puesta en que ese día ya tendríamos nuestros boletos para nuestro primer viaje a África. La chava no nos podía atender así que nos tuvo ahí un rato, viendo los diferentes viajes que había, tanto al mismo Túnez, como a Marruecos o incluso más lejos como a Japón, la India o Perú. O los viajes más cercanos a las Islas Canarias. Revisamos los precios, hicimos cálculos mentales del dinero y fantasear con tal vez, tal vez hacer otro viaje en noviembre o diciembre, pero primero conseguir los boletos de Túnez de esta señorita que justo ahora se desocupa de su trabajo y nos dice que no, que hay una falla en el sistema y no puede atendernos, así que será hasta mañana cuando compremos los boletos. La desconfianza natural de uno me hace preguntarle y asegurarme de que no va a haber ningún problema porque sería todo muy apresurado, la compra de boletos y la salida serían con sólo dos días de diferencia, pero la señorita nos avisa que no, que nuestro viaje, en tanto lo paguemos mañana, está asegurado. Ligeramente más tranquilos, regresamos hacia casita caminando por todo General Ricardos en esta noche que comienza a llegar con el frío que cada día que pasa se hace más intenso.
    Como es lunes, antes de desviarnos hacia Rascón, fuimos al locutorio. Ya es costumbre ahora cada lunes ir al locutorio a meternos a internet y mandar mails a los familiares y amigos, y a veces, llamar a nuestras casa en México. Estuvimos dos horas y ahora sí, a casita.
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  • 2010-10-18 02:48:47
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  • 18 Octubre de 2004
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