Me levanté a las nueve. Baño. Desayuno y mientras todos dormían, me fui a mis cursos de Técnicas Narrativas. Hasta República de Argentina. Algo lejos. Me fui por la ruta en teoría más directa, pero eso implicaba transbordar dos veces, y como aquí le metro no es como en México que llega un tren cada minuto, pues sí se me hizo mucho tiempo que me fui leyendo. La próxima semana me iré por la circular; básicamente recorrí muchas estaciones pero llegué bien, a tiempo. Saliendo de la estación tengo que caminar tres cuadras largas, está bonito el lugar, casas grandes, un deportivo de basquetbol y calles tranquilas y vacías. La Fundación Tomillo es una casa enorme. La recepción está bajando unos escalones y los salones están al fondo. Hay una señora muy amable en la recepción y se llama Ángela. En la clase son puras señoras. Estuvo interesante, vimos un poco de todo, de cuento, de poesía, de ensayo, todo en dos horas (con lo cual aquí cabe la crítica de que fue mucho para muy poco tiempo) que se me pasaron muy rápido. Así será por los próximos jueves de noviembre, cada uno con un profesor diferente y un tema diferente también. Cuando regresé a casa, no estaban, ya habían ido al aeropuerto... Ro se levantó tarde, desayunó con Gabo y Clau, se arreglaron y Clau se tardó tanto que llegaron muy tarde al aeropuerto. Hoy llegaron los papás de Gabo, su hermana Paola y la mamá de Clau. Aterrizaron con un montón de comida y latas de chile! Que sí se extrañan. En el metro le intentaron robar al papá de Gabo! Luego ya cuando ellos llegaron, yo les ayudé con las maletas que pesaban muchísimo.
Comimos y Ro y yo fuimos luego a Asatej, lo más seguro es que nos vayamos a Portugal pronto, está cerca, son varios días, hay paquete y, lo más importante, sí nos alcanza.
Paseamos con los recién llegados por Sol y la Plaza Mayor. Con los papás de Gabo comimos donas. Luego de ahí nos bajamos caminando por la Calle Mayor, platicando un poco primeras impresiones de ambos lados, tanto nosotros como lo que hemos visto/sentido/vivido y ellos también dándonos noticias de México y como están las cosas por allá y que Ángelito nos extraña mucho pero que es ya casi seguro que nos alcanza para diciembre, lo cual obvio, nos da muchísimo gusto.
Paseamos por la Catedral y el Palacio, luego subimos a Ópera. Había desde hace tiempo un bazar con unas carpas muy lindas con cosas que si la memoria no me fallan eran peruanas. O por lo menos había muchas cosas peruanas, suéteres de lana con llamas, pulseritas y ponchos! Ro y yo ya habíamos visto las carpas y había unos guantes azul rey muy bonitos y que se veían calientitos, sólo que cuando habíamos ido no traíamos dinero y ahora sí, así que Ro se compró los guantes (la historia del uso que le dio Ro a esos guantes es historia aparte, me limitaré a decir que los uso...cinco veces? Algo así, aunque quizá exagero, quizá sólo los usó tres veces. Para mayor entendimiento de la situación, digamos que desde que los vio, diario decía "yo los quiero!" "yo los quiero!" Pero luego yo los usé) que tanto quiso.
Nos perdimos de los demás. Luego de buscarlos un rato nos dimos cuenta que ya no estaban, así que nos regresamos a casita. Llegamos y no estaban, pero aparecieron pronto. Todos muy cansados, decidimos que lo mejor era ya dormirnos.
Paola se quedó con nosotros y se estuvo quejando de Clau (alguna de ellas leerá esto? No lo creo), de que acapara a Gabo, que no le dejó a Gabo, es su hermano y hace rato que no lo ve!
Es extraño ver la casa tan llena....
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