PropertyValue
opmo:account
is sioc:container_of of
sioc:content
  • Hay muchos momentos del viaje que se quedan grabados y lo emotivo, lo valioso, lo sincero y hermoso es que ya no importa lo que suceda, se quedarán ahí en la memoria, para regresar a ellos cuantas veces queramos. Hoy fue uno más de ellos. Si la memoria falla un poco, no importa, para eso está la foto de Ro con su poncho café, jeans deslavados, sobre una barda con el Retiro atrás, lleno de otoño madrileño, cielo un tanto azul, el sol que ya se va, y los rojos, los amarillos pálidos, los marrones, los ocres. Y uno recuerda ese día y recuerda esa foto y no puede más que emocionarse por saber que uno estuvo ahí, y sentía el frío y el dolor de piernas por caminar todo el día en el Museo del Prado, uno sabe lo que fue decir que una foto ahí, y tener que esperarse varios meses para verla porque la cámara es aún, de rollos. Uno sabe lo que oía, las conversaciones con el acento al cual ya nos hemos acostumbrado, y la cabeza llena de pinturas, unas, las de la exposición permanente, que no dejan de asombrar, y otra, las de la exposición temporal El Retrato Español, que nos dejaron movidos, aún sin saber bien hacia dónde. Uno sabe lo que fue acercarse y sonreír y un beso luego de la foto, mientras seguíamos platicando acerca de esa señorita retratada con un vestido azul, tan real que parecía que una foto, como la que acabamos de tomar, que parecía que en cualquier momento la señorita se pondría a platicar con uno; la pintura de la mujer con barba, o el Picasso cuando aún no entraba al cubismo; las de Goya que están de manera permanente, con su época oscura, o las crucifixiones, o la nobleza, los pasillos y las majas, los jardines deliciosos. Uno sabe la media sonrisa de disculpa y las expresiones de perdón por haber fotografiado a los fusilados del 2 de mayo, con el flash de la cámara encendido, enfrente de un gran grupo de japoneses. Y uno recuerda también ahora que camina por el Retiro, de sólo hace unas horas, cuando llegamos luego de un frugal desayuno y pagamos un euro con cincuenta centavos cada uno, debido a las credenciales de joven que tenemos, y ahora sí, a empezar por la parte de hasta arriba, e ir bajando poco a poco, pintura tras pintura, escultura, tras escultura, boceto, bancos para descansar, ahora por aquí y nos falta esa sala, donde están las pinturas con cien pinturas adentro, porque lo que se pinta es el estudio del pintor. Uno recuerda la frustración por no poder tomar tantas fotos como uno quisiera, porque no dejan, pero también porque tenemos pocos rollos y son caros, pero luego en el Retiro, sí, ahí sí podemos tomar muchas fotos. Uno sabe lo que fue la vista de los niños bien abrigados bajando por las escaleras de las afueras del Museo, junto a sus padres, y mira la vista, niña, mira, a ver, ponte ahí, sí, el foco un poco hacia la derecha para que la guapa salga del lado izquierda y atrás, un poco borroso, se vea la paleta de colores de los árboles del Retiro, en un otoño maravilloso aquí en Madrid. Uno recuerda la gran sonrisa que no nos dejó mientras el helado viento se colaba por la ropa y paso aquí, paso allá que suena sobre la gravilla blanca que cubre el Retiro. Uno sabe que el día ya termina y el paseo también, así que como el sol se va, nosotros también enfilamos hacia la entrada, ahora salida, que da de nuevo hacia el Museo del Prado. Uno recuerda el ir a la banca un momento, ahí, la banca de Velázquez aunque ahora haya menos perros porque hace mucho frío; y sí, regresamos a casa, luego de un hermoso día, de pinturas, de otoño, de frío, de ir de la manos, de atardecer. Luego de un hermoso día, y una foto...
sioc:created_at
  • 2010-11-08 22:38:09
is sioc:creator_of of
is opmo:effect of
sioc:has_container
sioc:has_creator
opmo:pname
  • http://lacomunidad.elpais.com/cronopios/2010/11/9/9-noviembre-2004 (xsd:anyURI)
sioc:title
  • 9 Noviembre de 2004
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all