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  • Salíííííííííííííííí!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Hoy me desperté. Tomé mi medicina. La última. No la voy a extrañar. Se le agradece lo hecho por mí, me ayudó, fue my cara (dos cajas de 125 euros cada una), pero ya, hasta aquí queda.
    Comimos todos. Ayer Gabo fue al Caledrón por los boletos del partido. Así que me bañé muy pimpón, me puse mis lentes de contacto que casi no he usado (prácticamente todos los días he salido de lentes), me vestí con camiseta blanca, ropa térmica gris, una playera, mi suéter rojo y mi chamarra de mezclilla de Furor del Che que tampoco me la he quitado en lo que va del viaje. Pero eso no era todo, claro, también llevaba mis boxers, mi ropa térmica gris para las piernas y mis jeans, un par o dos de calcetines, la verdad no recuerdo y tenis... y ahora sí: salí!
    En la frente aún tengo unas costas que no se me han caído. En el cuerpo también, son pocas pero ahí está. Las de la frente, obvio, son muy visibles, son dos o tres puntos negros tridimensionales que bien pueden pasar por verrugas; no creo que nadie sospeche de que tenía varicela.
    Gabo abrió la puerta, y a las ocho de la noche, por fin luego de días de encierro, por fin puse un pie fuera de la casa. Al frío. Pocas veces se había sentido tan bien el frío intensísimo que me dio de nuevo, la bienvenida a Madrid. Nos despedimos de Ro y Clau, y nos fuimos los tres al fut. Yo pedí que nos fuéramos caminando, ya lo necesitaba. Así que nos bajamos a pie al estadio.
    Estaba la vendimia de siempre, la afición rojiblanca de siempre, la estampa de siempre que me gusta mucho. Así cuando esté de vuelta en México, y vea un partido del Atleti en el Calderón, me podré imaginar los alrededores, con los bares y los puestos callejeros, la tienda del equipo, las taquillas, las puertas metálicas con el escudo, la gente, los niños...Y no sólo lo que la pantalla me ofrece.
    Ro se opuso algo a que yo saliera. Dice que le dio mucho gusto, pero que no estoy bien del todo. Sí, aún estoy un poco nervioso, me da miedo que con el frío, y las defensas bajas, ya sea que la enfermedad regrese (que al parecer las posibilidades de que pase eso son muy muy pocas) o que me vaya a enfermar de algún otra cosa, aunque no sea tan grave (no estaría nada bien ir todo enfermo de gripe o tos, por ejemplo, a París). Pero la verdad las ganas de ya salir fueron más y ahí voy, arriesgándome con todo y mis costras (que yo sabía que eran aún foco de infección hacia alguien que no haya tenido la enfermedad, pero imprudentemente, hice caso omiso a mi conciencia que me decía que lo mejor, no ya para mí, sino para alguien a quien pudiese infectar, era que no saliera).
    Seguimos de amuleto. El equipo le ganó uno a cero al Deportivo de La Coruña. Nos sentamos en la cabecera sur, a un lado de la porra del Deportivo. El partido estuvo muy emocionante, el Atleti se fue arriba, luego el árbitro hizo un caos del partido, no marcó un penalti a favor del equipo y al final, se armó una pelotera en el área del Atleti con salvada en la raya y luego un balón al poste, que evitaron que el partido terminara empatado. Estuvo muy emocionante.
    A la salida, vimos muchos niños. Nos llamó la atención ya que el partido fue a las nueve de la noche, así que estábamos saliendo a las once, y como un padre le dijo a su pequeño:
    –Ya ganó el Atleti, estamos contentos, pero ya mañana temprano al cole.
    Sí, ya es tarde, y mañana a la escuela, pero había que venir a este buen partido.
    Vimos también unas pintas sobre las entradas ya a los asientos, donde en pintura negra, la afición se declaraba anti-madridista (evidente, muy evidente que aquí no se quiere al Real Madrid... y eso está muy bien) y había otra en la que se leía: "Carabanchel, 100% Rojiblanco" Bien, de aquí somos...
    Ro salió con Clau al centro, en sus palabras:
    –Nada interesante.
    Por fin salí. Una vez más, gracias a Ro. Sin ella esto hubiese sido insoportable. Sin ella esto hubiese sido desesperante. Sin ella no hubera salido tan rápido de la enfermedad. Me apoyó mucho, desde sus pláticas y levantones de ánimo, hasta hacerme de comer y ayudar a bañarme. Le agradezco públicamente lo excelente que se portó conmigo. Realmente se me hacen poco las palabras para lo que siento, pero ahí va: De todo corazón y de la manera más sincera que soy capaz: Muchas, muchísimas gracias!
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  • 2010-12-18 20:01:16
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  • 19 Diciembre de 2004
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