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  • El tan merecido descanso, se tradujo a que nos levantáramos a las 2 de la tarde. Para efectos de México, eran las siete de la mañana así que nos quedaremos con ese horario como el oficial con el que nos levantamos.
    Hicimos las labores de la casa, que con el viaje, hacía rato que no la limpiábamos. Rcordad que antes de irnos, el plan era lavar y trapear, situación que no sucedió porque nos quedamos de flojotes.
    Medio desayunamos y fuimos a Caprabo. Para Ángel, es una gran experiencia ir a Caprabo, como para todos nosotros, Caprabo es lo mejor, amamos Caprabo, compren en Caprabo!
    Luego ya con muchas bolsas y con mucha comida (porque tampoco había), ya barrimos y trapeamos todo. Angelito nos ayudó y como acá Ro y yo ya somos muy duchos para eso de la movida de muebles de la casa, pues lo hicimos en un tiempo récord.
    Descansamos (sí, volvimos a descansar, es muy cansado ir a Caprabo, regresar con las bolsas por la super cuesta de Rascón y luego barrer y trapear). Comimos y salimos a ver a las mamás ya cuando todo estaba oscuro.
    Fuimos con ellas a la FNAC. Si ayer habíamos visitado Sol y la Plaza y la Ópera... Cómo era posible que no hubiesen visitado aún la FNAC? Imperdonable, simplemente, imperdonable...
    El punto es que con sus carteras sin fondo, ahora ya no solo fuimos a ver libros, sino ahora sí fuimos a COMPRAR libros. Ro salió con uno de fotos de perros y por fin, por fin, salió con su libro de los Alegatos de los Gatos, donde supuestamente un gato (que no sé por qué ahora creo que se llama Bruno...No, se llama Remo, acabo de checar en internet...) narra sus experiencias en la casa de su dueño. Esperemos que a Ro le guste mucho, porque resulta que hay una segunda parte... Por cierto, no ha leído la segunda parte de Azteca....
    Ya de salida no había muchos planes. Las mamás habían ido a pasear en la tarde y ya se querían ir a dormir. Nos dispararon la caja de sandwiches varios quevenden ahí en Callao, en Rodilla. O algo así se llama el lugar, o por lo menos, según yo, eso se lee desde fuera en su muy estilizado nombre que tienen colgando con luz verde a la entrada del local. Es muy extraño que un local de emparedados se llame Rodila, pero en fin, si una pizzería se llama como un juego de mesa (o como un escritor uruguayo), una marca deportiva se llama como una deidad griega, una tienda de muchas cosas se llama El Corte Inglés, y un gato llamado Remo puede contar en primera persona (o eso creíamos) sus andanzas gatunas... por qué no se va a llamar Rodilla una tienda de emparedados?
    Pedimos una caja con muchos, y de variados sabores. Están chiquitos, y con el estomaguito que nos cargamos Ángel y yo, pues no van a durar mucho, así que Ángel dijo:
    –Ravioles!
    Estuvimos de acuerdo y entramos al super del Corte Inglés ahí en Callao, en el último piso. Ángel eligió los ravioles que acompañarían a los sandwiches y nos fuimos a casita.
    (Que no se me olvide contar del perro del hostal!... Pero es que hoy no lo vimos)
    Llegamos acasita. La Parrillita hizo lo mejor que pudo. Lenta, pero segura, calentó los ravioles que nos supieron muy ricos, acompañándolos con queso, con los Rodilla, y con agua de naranja o mango, alguna de esas, quizá mate...
    Mañana es cumple de Ángel!
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  • 2010-12-26 23:30:17
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  • 27 Diciembre de 2004
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