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Todo el día Ro, Gabo y Clau se la pasaron dormidos. Como yo acababa de dormir mucho, me bañé, me despedí de Ro con el beso que nace del cariño, y salí a pasear. Compré en un quiosco El País, y me seguí caminando en este mediodía dominical hacia la Plaza de España. En una banca donde los árboles protegían del sol, me senté a leer el periódico, el suplemento dominical, me salté la parte de Negocios y también leí algunas cosas de la revista. Un señor hablaba solo y se puso a increpar a otro que leía el ABC y mejor éste se fue. Como el señor que hablaba solo parecía buscar otra víctima y se acercaba hacia donde yo estaba ,preferí moverme de banca.
Salimos ya muy tarde en busca de un mercado que a la mera hora no existía y entre vueltas y vueltas por la Gran Vía, por la zona, dimos con la calle de la Luna, la de Cucho... también con los cines Luna que para nuestra fortuna, pasan las películas con subtítulos y no dobladas como la gran mayoría aquí. Me dolía ya la cabeza por no comer. Tanto que me puse de malas; les expliqué que dentro de todo eso era normal: no comía, me dolía la cabeza y entonces ¡puf! Aparecía mi mal humor. Ro y yo acabamos comiendo en el primer Burger King que se nos apareció, tomamos Kas de limón y descubrimos que la Coca Cola no sabe igual... que día, que día....
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