Ro y yo anduvimos bastante movidos: En la mañana fuimos haca el Calderón, para comprar los boletos del partido de mañana del Atlético. Estaba una promoción donde te daban un reloj por boleto, el punto es que a nosotros sólo nos dieron uno y entonces nos regresamos para que nos dieran el otro reloj para que Gabo lo tuviera. Luego de discutir amablemente con el personal de la tienda del estadio, nos dieron dos relojes, no recuerdo bien, pero creo que volvimos a usar la excusa (como con Alejandro Sanz) de que venimos desde México... Después de dejar los relojes en la casa y los boletos, Ro y yo nos fuimos a Atocha, para que Ro la conociera. De ahí nos fuimos caminando al Museo del Prado, no entramos, pero sí estuvimos del lado derecho, donde está el Jardín Botánico y les estuvimos dando de comer a los pajaritos cafés. Luego de ahí dijimos que era injusto haberles dado de comer a los pajarillos de aquí y no haberles dado a los de la Plaza de España, así que tomamos el metro y fuimos a la Plaza de España con el pan y ahí estuvimos, cerca del el Quijote, también dándole de comer a los pajarillos. Aquí se unieron al festín glotón, las palomas. Los pajarillos son más listos, más rápidos y una paloma, en su desesperación porque no veía la manera de obtener comida, atacó a Ro, se le acercó demasiado y voló un poco hacia ella, pero entonces como que se dio cuenta de lo que estaba haciendo y ya voló fuera. Por su osadía le aventamos migajas de pan, pero los pajarillos le ganaban, hasta que por fin una migaja quedó justo enfrente de ella y la tomó.
Bajamos caminando hacia el Palacio, la Catedral y la Ópera. Los pajarillos de esta zona se quedaron sin pan porque ya se nos había acabado.
Regresamos en la joven noche porque ya habíamos quedado todos de ir a hacer el super. Fuimos a Caprabo y compramos panquecitos pa Gabo y jugo y azucar pa todos. Día lindo.
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