Una pareja platica en los jardines afuera del Museo del Prado. Una pareja hace de ese lugar, rodeados de perros que salen a pasear con sus dueños, los árboles, la noche que llega con los últimos rayos violeta, Velázquez de piedra, las bancas, los ruidos de la calle, los paseantes, hace de ese lugar su lugar. Un lugar que sólo ellos conocen. Donde se ponen a platicar de los días que llevan ahí, de los pocos días, de los departamentos vistos, de que están viviendo un sueño, de que aún es pronto y es difícil creer que están ahí, de que eso es el Museo del Prado y esto es Madrid, de que en unos años vivirán ya ahí de fijo, de que falta tanto por vivir. Una pareja disfruta de la noche de septiembre viendo a los dueños que ya se conocen de tanto ir, los perros que igual ya saben con quién jugar. Allá está la Cibeles, y mira, aquí está ya la luna y esas farolas blancas dan la impresión de ser muchas lunas. Que no acabe este momento, que se detenga la vida en este momento. Una pareja, Ro y yo, que queremos vivir congelados en ese momento, en ese lugar que sólo ella y yo conocemos, eternamente.
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Temprano vamos a ver un departamento, a la señora Concha, estaba su hijo y un perro. Hasta Carabanchel Bajo andábamos y nos pareció una buena opción. Más que un piso, es una mini casa, cocina baño conectados a la sala, un mini pasillo y los dos cuartos. Ya en la tarde y como la levantada estuvo fuerte. Clau, Gabo y yo nos quedamos dormidos ahí en el hostal de Callao. Mientras Ro se fue a pasear sola, por Alcalá, Sol, Cibeles y de regreso, que en la tarde tenemos que ir a otro piso. En Lavapiés, el piso que siempre será considerado el piso de ensueño y que no pudimos tener. Era en un piso bajo. Por la ventana casi en el techo, se veían los pies de las personas. Es de un argentino, tiene un mini baño dos cuartos y todo muy bien acondicionado, hasta de oferta nos dice que nos podemos quedar con el estéreo... sólo que lo quiere rentar por seis meses ya que se va a Argentina. Nosotros sólo estaremos cuatro. El piso se va, se va...
Al final del día dormimos mal porque María-Paola se queda y le huelen los pies.
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Hoy es 7 de septiembre, y dice Mecano que es nuestro aniversario, sí, ya que ese día, fue el primero fuera del museo del Prado.
La excusa fue ir por los cacahuates de miel que desde hace cuánto le decía a Ro sobre su sabor. Los compramos en una gasolinera que queda camino a Atocha. De ahí caminamos un poco más y de regreso nos detuvimos junto a Velázquez, afuera del museo del Prado. Ya había algunos dueños, el clima estaba templado. Una banca nos dijo Aquí, aquí, y ahí fuimos. Llegaron más perros. Esto es Madrid, y esto es la plática de una pareja con sueños, viviendo uno, en un momento para recordar siempre. Esto es la felicidad. Un beso, otro. Por esto vale la vida. Por el abrazo, el olor, y el mirar allá las Cibeles, allá Neptuno. Por este instante. Que no acabe este momento, no se levanten, no regresen, a aquí pertenecen.
Que nunca acabe...
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