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  • En breve hará casi dos años que pisé tierras mexicanas. Cierro los ojos y tiemblo. Un cosquilleo me paraliza. Quizá, por eso he querido revivir todo como si hubiera vuelto ayer. Como si el avión aún me trajera en la maleta media docena de botellas de tequila y sus salsas más picantes. Siempre he querido volver a casa de todos los viajes, pero de aquel país no. Nunca olvidaré el vuelco que me dio el corazón el día que con la mochila al hombro cerramos la puerta y dejamos a Quauhtli llorando en la habitación. Aún se me detiene el alma. Tampoco olvidaré su abrazo, ni el de Txela en el aeropuerto. Era pasar página, pero con la idea firme de volver a escribir otra igual o mejor, en México o en España, pero juntos. \n\nAhora, cuando voy al salón y veo al Chavo del Ocho repleto de monedas se me para el corazón. Tenemos una alcancía, la llenaré y volveré a visitarte. \n\nMéxico es distinto a todo lo que he vivido hasta ahora. Describirlo aquí es imposible. Hay que volar once horas, aterrizar y sentirlo en la piel. No puedo haceros saborear los copiosos desayunos, ni oler el chile que desprendían los puestos callejeros, ni siquiera mostraros las cantinas que visitamos... En algunas parecían quitar las cucarachas bajo las cervezas (txelas en México). Es increíble sumergirse en la preciosa de Guanajuato. No puedo haceros ver lo increíble que era viajar en bus (camión en México) con las rancheras como hilo musical, o lo peculiares que eran los taxis, por supuesto sin taxímetro!! Lo tenían en Mexico DF. \n\nRememoro y no puedo olvidar aquella comida tan familiar con Polo, aquella borrachera con Mexcal y el licor de cien hierbas tibetanas de setenta grados. Allí, comiendo tacos de colores entre desconocidos, tomando coronas, modelos, victorias y al final bailando en ese patio exterior entre risas.\n\nLas fiestas de San Miguel de Allende fueron otra inolvidable experiencia. Ver a todo el pueblo desfilar... disfrazados, reviviendo su pasado... ¡La piel de gallina! Los cohetes nocturnos que duraron una hora sin descanso!! No se puede olvidar nada.\n\nA veces, si cierro los ojos me imagino sentado en lo alto de la pirámide sol de Teotihuacan, otras veces arrepintiéndome de no haberme llevado una guitarra y la funda por apenas 35 euros... \n\nMe recuerdo sentado en el césped de Tzintzuntzan, o divertidísimo con el Quauhtli, cogido de la mano, dándole la vuelta, o subiéndole a hombros. Su risa, su sonrisa, no la he visto jamás en un niño... \n\nCon Quauhtli, un niño tímido, empezó todo en la feria. Allí, en el tren del terror y el canguro. Por cierto, en México están locos... ¡qué velocidad! Allí arriba pasé un pelín de miedo... Luego vino el concierto de Panteón Rococó, el ska, la michelada (cerveza con chile), los tacos picosos en plena feria y la vuelta en un camión repleto cantando 'un elefante se columpiaba...'\n\nNo olvido el día que volvimos de 'rai' (auto-stop) en una ranchera. Salimos de un balneario natural y nos hicimos unos cuantos kilómetros subidos a ese vehículo tan peculiar de México, atrás, mientras el aire de México nos despeinaba y nos helaba la cara. Inolvidable.\n\nQuizá me deje momentos, pero relatar quince días allí es imposible. Aquellos 15 días de 2007. ¡Joder! ¡Qué ganas de volver! No puedo olvidar a los amigos de Txela, los de Guanajuato, a Marlen...\nOjalá vuelva a aterrizar allí, oír como los pasajeros aplauden y ver que las banderas mexicanas y el colorido de las casas inundan mis retinas. Fue maravilloso...\n\n\n
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  • 2009-09-14 16:08:01
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  • Quizá haya sido el viaje más espectacular de mi vida...
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