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 La ciudad muda su piel. Ronronea de nuevo. Bosteza, despierta. Arañan las miradas, propias y ajenas. Necesitamos una nueva piel para el curso que espera paciente en una esquina de septiembre. El amanecer chilla luminoso; muerde a las ventanas; las platea. Desaparecen los espacios, duerme tímido el silencio en los recovecos de la madrugada. Y a la hora exacta, los dedos se posan sobre nuestro organismo, indeciso y perezoso. De un zarpazo nos despellejarán el estío. Regresa la velocidad; regresa la rutina. El vacío se llena, incluso para los que nunca desaparecimos. Desde el borde del precipicio, sobre nuestras ruedas vitales, rodamos hacia un vértigo inevitable. Vuelta al cole; vuelta al tajo; vuelta a la Liga; vuelta a todo. La parálisis de agosto aún coletea durante estos dos últimos días inservibles. Las maletas traquetean con hastío por las céntricas aceras de Madrid. Rostros que vuelven, gestos que se tuercen, pieles oscuras, grasas acumuladas y un despertador malévolo clavándonos, una vez más, la melodía de la obligación. \n\nUn estudio revela que la mitad de los españoles necesitamos una semana para volver a rendir al cien por cien en el trabajo. Como en todo. Nada se alcanza en un solo día. \n\nYo ya estoy utilizando las uñas para tirar de mi piel. La levanto, tiro y arranco. Me deshago de las huellas del verano para lucir traje nuevo. Las dejo acumuladas en un cubo, inservibles. Únicamente el recuerdo. Salvo mi barba; huella de identidad. Mis palabras, la mirada y el corazón, únicos e insustituibles. Me armo para una batalla laboral que día a día debemos afrontar. Y aunque todo tiene fin, ésta se descojona interminable. Mis legañas, una mañana más, no me dejan observarme ante el espejo. Son las 7.30. La rutina me retuerce el estómago y me abofetea sin razón, ni aviso previo. A las 16.00 sueño una vez más.\n\nMientras, las fotos de la rutina me muestran penes. Así es. Pollas erectas. Buscan coños. Así es. Vaginas fáciles de un instante. Nada más. Varones con pareja que necesitan aniquilar la rutina de un polvazo. ¿Minutos? Quince generosos. Así es. La búsqueda de una foto para este post me recuerda que la rutina también hiere a las parejas. Que en breve saldrá otro estudio en el que se hablará de las rupturas. ¿Ella o él? Da igual. Roto necesario. La opción 'B' siempre busca a escondidas la emoción que una vez se tuvo por primera vez ante la chica que hoy duerme al lado. Alargar el silencio de lo evidente acumula un exceso de pólvora para el día de la detonación.\n\nEn un país que rondamos los cuatro millones de parados, hablar del regreso de la rutina tiene un eco absurdo. Sin embargo, aunque hay excepciones, creo que las vacaciones nos han emborrachado a todos, al menos un instante. Únicamente, un encierro total, me justificaría la imposibilidad de haber evitado todos los segundos estos meses estivales. Vacaciones no son siempre playa y viajar. La rutina veraniega puede vestir otras pieles. \n\nTodo cambiará. Mudaremos la piel para enfrentarnos a las hojas inertes, al asfalto otoñal. Regresan las matrículas de universidad, los idiomas y exámenes. Dormirá antes la ciudad, que perderá sus espacios y su calma aparente. Volvemos a la rutina. ¿Preparados? Listos, y... Aunque nos creamos preparados, ¡YA!\n
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