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  • A escasos 5o kilómetros de Madrid se ubica la Pedriza, el mayor sistema granítico de Europa. Se trata de un espacio natural salpicado de riscos, arroyos y praderas, localizado en la vertiente sur de la Sierra de Guadarrama, a los pies del municipio madrileño de Manzanares del Real. Uno de los enclaves preferidos de senderistas, montañeros y escaladores que los fines de semana se convierte en un hervidero de domingueros en busca de aire puro. \n\nLos curiosas formaciones rocosas ofrecen al visitante un paisaje espectacular y único. La tranquilidad puede respirarse a medida que se avanza hacia el interior del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, un espacio que suministra a Madrid el oxígeno que le roban los gases derivados de la actividad humana.\n\n\n\nMe escapo con frecuencia la Pedriza, cuando mi cuerpo y mi mente me piden un respiro y mi bolsillo, mi administrador personalizado, me dice que no es buen momento para realizar grandes gastos. Aquel fin de semana de marzo debíamos haber ido a un remoto pueblecito de Guadalajara pero la falta de autobuses nos obligó a rediseñar los planes. La Pedriza, quedaba cerca y nos ofrecía varias rutas para disfrutar del monte.\n\nComenzamos a recorrer el PR-1, siguiendo las marcas blancas y amarillas, que arrancan desde Manzanares. El cominezo de la ruta es suave y sosegado, paralelo al curso del río Manzanares. Paulatinamente, los accesos se van haciendo más angostos y empinados, como los buenos vinos, la ruta mejora con el tiempo. Cuando me planto en el campo, me asilvestro, y pierdo la noción del tiempo, de modo que soy incapazaz de ofrecer referencias temporales. \n\nTras un tiempo indeterminado, la ruta se hizo muy complicada. Llevaba años yendo a la Pedriza y nunca había llegado hasta ese punto de la ruta. El sendero no estaba definido y las marcas blancas y amarillas eran cada vez menos visibles. Además, literalmente, había que escalar para continuar. Después de años yendo a la Pedriza, después de haber recorrido senderos de muchos bosques, me encuantro con que la mejor ruta que he hecho en mi vida, la tenía en la "parcela de mi casa", en la Pedriza. Disfruté como un enano encaramándome a las rocas y ascendiendo por un estrecho camino entre dos enormes masas de granito. \n\nP1020755\n\nSubido en lo alto de la montaña de piedra, divisé el horizonte, a los lejos se observaba la Capital, Madrid, presidida por los cuatro rascacielos de Plaza de Castilla, y ataviada con una horrible boina negra tejida con el humo de la polución. Tras unos minutos de descanso, iniciamos el descenso.\n\nComo la aventura tiene que buscarse, decidimos volver al pueblo recorriendo otro sendero distinto para ver un paisaje nuevo, mala idea. No conocíamos el camino y, sin saberlo, en lugar de haber iniciado el descenso, estábamos recorriendo una nueva ruta. El sol estaba planeando esconderse y, para máyor dramatismo, comenzó a llover. Caminamos un buen trecho sin ver ni oír a nadie, la sensación de estar perdidos acudió a nuestra mente. Recordé entonces la historia de dos amigos, que se perdieron en la Pedriza y fueron rescatados por un ermitaño. \n\nLa luz menguaba y seguíamos sin saber dónde nos estaban llevando nuestros pies. Llevabamos un demasiado tiempo sin podernos orientar. Por suerte, escuchamos voces y corrimos a su encuentro. Se trataba de un grupo de senderistas. Les preguntamos cómo se iba a Manzanares, se miraron entre ellos y nos dijeron que ibamos en sentido contrario (maldije mi sentido de la orientación en silencio). Como nos vieron un poco exhaustos, nos ofrecieron la posibilidad de ir con ellos hasta una de las salidas y completar el resto del trayecto hasta el pueblo en la cómoda plaza trasera de un coche. Mi cuerpo se amotinó, y aceptamos de buen grado la invitación. \n\nP1020737\n\nEn el trayecto les hablamos de nuestros amigos perdidos y la historia del ermitaño. La casualidad quiso que aquel grupo de senderistas conociese al anacoreta, Iñaki, y que justo antes de encontrarnos hubiesen estado en su cueva tomándose un tentenpié. El mundo es un pañuelo, pensé.\n\nLLegamos hasta los coches e iniciamos la vuelta a casa, mientras nos contaban la leyanda del Cancho de los muertos, el punto desde el que observé Madrid. \n\nAquel día dormí como un niño chico, dando gracias a la suerte providencial por habernos enviado aquel grupo de senderistas. No era la primera vez que me perdía en el campo, ni la primera vez que alguien me rescataba pero me daba rabia haberme perdido en el monte que más veces he visitado. Eso sí, la próxima vez iré con más ciudado.\n
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  • 2009-05-25 08:08:47
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  • La Pedriza, un buen lugar para perderse
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