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  • Martes 29 de enero de 2008\n\n

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    Proyección “El ecosistema del karst meridional al Sistema Central”\n\n

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    Carlos Fierro nos lleva por una zona que conoce bien. Al sur de las sierras de Guadarrama, Somosierra y Ayllón, existen unos afloramientos de rocas calizas. Tienen su máximo exponente en los alrededores de la presa del Pontón de la Oliva, ubicación de la cueva del Reguerillo, aparte de otros diseminados por el norte de la provincia de Madrid y en zonas limítrofes de Guadalajara como la Ciudad Encantada de Tamajón y el Cañón del Jarama. \n\n

    El estudio se ha hecho de una manera interdisciplinar desde varios campos: espeleológico, geológico, botánico, micológico y zoológico, en especial el estudio de las colonias de murciélagos ligados al karst. \n\n

    Carlos Fierro ha coordinado el libro:“Estudio del ecosistema kárstico meridional a las sierras de Guadarrama, Somosierra y Ayllón” \n\n

    Editado por: Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA) y la Federación Madrileña de Espeleología (FME) \n\n

    El libro lleva prólogos de: Juan Carlos Blanco y Francisco de Diego Calonge. \n\n

    En total han participado 15 autores de diferentes disciplinas, en 11 capítulos y han colaborado 4 ilustradores. Por parte de ARBA han participado: José Ramón Andreu (dibujante), Manuel Gómez, Ángeles González, Lola López, Francisco Prieto, Andrés Revilla y Silvia Romero.\n\n

    Ruinas del monasterio cisterciense de Bonabal del siglo XI. Ya no queda techo en gran parte del edificio, pero los muros se mantienen. Corre una leyenda, que mi colega Carlos Pérez Martín ha incluido en un píe de página del capítulo “DE LOS EPIGRAMAS QUE DEBEN FIGURAR EN LOS CUADRANTES SOLARES” de su libro sobre relojes de sol. Además cuentan que las sicofonías nocturnas salen de miedo, en el monasterio.\n\n

    Ver artículo nº 13\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n

    Estudio del ecosistema kárstico meridional a las sierras de Guadarrama, Somosierra y Ayllón\n\n\n\n

    Su geología, \n\n

    su paleontología, \n\n

    su vegetación y flora, \n\n

    sus hongos, \n\n

    su fauna, en especial sus murciélagos\n\n

    y sus singularidades kársticas.\n\n

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    El libro nace con una doble vocación: por una parte la de dar a conocer diversos trabajos de investigación, que dentro del marco de las ciencias naturales, se han realizando sobre el karst meridional a las sierras de Guadarrama, Somosierra y Ayllón, y, por otra parte, ser una plataforma de divulgación accesible a todos aquellos que aman la naturaleza y quieren conocer uno de sus ecosistemas. Un planteamiento científico no debe estar reñido con uno divulgativo, para ello se ha huido de una terminología innecesariamente compleja.\n\n

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    Bordeando las Sierras de Guadarrama, Somosierra y Ayllón, siguiendo una orientación SO-NE, a ambos lados, antes de que las mesetas impongan su monotonía horizontal, se yerguen unos afloramientos de rocas carbonatadas del Cretácico, de origen marino. Exhumados por la tectónica alpina forman un reguero, o rosario, de islas donde la España carbonatada del este penetra en la España de sustrato ácido del oeste. Sobresalen por su singularidad, aunque no formen grandes bloques como en el Sistema Ibérico o en el Alto Tajo. La tectónica los elevó, y la erosión los ha desmantelado de las partes altas de la sierra, quedando al descubierto el sustrato paleozoico subyacente, más antiguo; mientras que, en un ataque en pinza, los materiales del Terciario y Cuaternario los recubren en las partes más bajas. Como resultado, estos afloramientos carbonatados del cretácico sólo aparecen en unas franjas estrechas que corren paralelas al eje del Sistema Central. Desde un punto de vista biológico, y especialmente botánico, la barrera que supone la cadena montañosa del Sistema Central, discurriendo casi este-oeste, hace que los ecosistemas tengan, a priori, un carácter diferente en las vertientes norte y sur. Nuestro estudio se limitará sólo a los afloramientos de la vertiente sur. \n\n\n

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    ¿Qué tienen de especial estos parajes?\n\n

    En nuestras zonas de estudio, la historia geológica las ha hecho ocupar zonas de media montaña, pero aún así son enclaves de gran belleza paisajística, donde la blanca roca carbonatada es la materia prima de unos parajes de cañones, de paredes verticales, de aristas con toponimia de Las Cuchilleras o de ciudades encantadas esculpidas en roca, con sus callejones y casas en forma de tormos.\n\n

    En el paisaje abundan las singularidades exokársticas o endokársticas. Las exokársticas, con cañones, hoces, desfiladeros o profundos y angostos barrancos, de paredes verticales. Las endokársticas, van desde simples covachas a complejas cavidades. Para los animales, estos enclaves son únicos, y constituyen un verdadero santuario. Para algunos serán desde un simple refugio temporal o un lugar de cría, hasta un hábitat perfecto. Además, la roca carbonatada contiene impurezas de muy variada índole, que enriquecerán de minerales el suelo. Así, para el mundo vegetal, primer eslabón en la cadena trófica, el suelo calizo es de gran riqueza mineral, algo que va a favorecer una mayor diversidad en taxones. Es un dato conocido que las orquídeas tienen mayor biodiversidad en terrenos carbonatados que en zonas de sustrato ácido. Así pues, el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas, enarbolando blancos cantiles calcáreos y una extensión de 2140 km2, alberga 52 especies de orquídeas (Benavente, 1999). Mientras la Comunidad Extremeña, paradigma de la España ácida, con 41634 km2 tiene sólo 61 (Pérez, 1991). \n\n

    El paisaje carbonatado es más diverso y contrastado que el silíceo. En zonas kársticas la circulación subterránea del agua, impone unos paisajes de gran aridez en las partes altas, pero, en contrapartida, en las zonas bajas, donde aflora el nivel freático, hay profundas escotaduras con zonas de sombra, buenos suelos y humedad sin rival. Muchos de los grandes paredones calcáreos están en pleno extraplomo, formando grandes voladizos y covachas, y son zonas idóneas para refugio de la fauna, doméstica o salvaje. En ellos la concentración de nitrógeno es muy grande, y al estar al abrigo de la lluvia queda imposibilitado el lavado, lo que dan como resultado unas zonas hipernitrogenadas. En las zonas más bajas, o en depresión, se acumulan unos suelos más fértiles que los correspondientes a zonas silíceas. Así pues, las zonas carbonatadas son de una gran variedad de hábitats terrestres, a los que habría que añadir el subterrestre o cavernícola, colmando así nuestras expectativas en diversidad de hábitats.\n\n

    Para la fauna, cuando el substrato calizo no está cubierto, las posibilidades que brindan los abrigos, cavidades y covachas para la nidificación, cría, refugio o invernada son de una importancia vital, especialmente para las especies voladoras, sin limitaciones para acceder a todos los huecos.\n\n

    Las entradas de las cavidades son zonas de luz tamizada de todos los grados, desde la penumbra hasta la oscuridad total, permitiendo la existencia de animales cavernícolas y de plantas heliófugas. Más allá de la zona de influencia lumínica del sol, se abren las puertas de un nuevo mundo a multitud de invertebrados y a ciertos vertebrados, especialmente a los murciélagos (quirópteros). La adaptación evolutiva al medio subterráneo ha creado unos seres, altamente especializados, dotados de extremidades largas y sensitivas, pérdida de visión y metabolismos lentos. Los murciélagos, como grandes consumidores de insectos, son al hombre de suma utilidad.\n\n

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    Las cavidades son casi patrimonio exclusivo de las zonas carbonatadas, y poseen un notable interés científico. Dada la estabilidad climática que impera dentro de una cueva, unida a la protección contra la meteorización exterior, hacen de las cuevas los lugares idóneos para la preservación de los yacimientos paleontológicos. Así, en las cuevas se encuentran los restos de muchos seres vivos, entre los que destaca el célebre oso de las cavernas (Ursus speleaus). Además, en la zona de estudio se encuentra el yacimiento madrileño de Pinilla del Valle, que presenta el registro humano (Homo heidelbergensis-neanderthalensis) más antiguo de la Comunidad de Madrid. \n\n

    Los rellenos litogénicos de las cavidades son de los fenómenos más conocidos del mundo subterráneo (conjuntamente con el arte parietal), la vistosa espectacularidad de sus salas decoradas, hace que muchas de ellas sean atracciones turísticas. Los otros rellenos, los sedimentarios, si bien no son tan espectaculares para la vista, están a la par, en interés científico, ya que en unos y otros se puede leer el registro de la historia geológica, no sólo de la cueva, sino de la región.\n\n\n

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    ¿Dónde se encuentran ubicados?\n\n

    En las provincias de Madrid y Guadalajara existen tres tipos de rocas carbonatadas. Siendo las más antiguas las de los yacimientos de mármoles metamórficos de Robledo de Chavela, de poca extensión. Los más modernos son enclaves de calizas lacustres, llamadas Calizas de Páramo, del Terciario en el sur de Madrid y la Alcarria de Guadalajara. Sin embargo, el objeto de este libro son los afloramientos del Cretácico, de pequeña extensión, y en forma de rosario de islas que se extienden al sur de las sierras de Guadarrama, Somosierra y Ayllón. Algunas de estas islas pueden ser consideradas pie de monte de las citadas sierras, como por ejemplo la zona de Rascafría, sin embargo, otras por su lejanía constituyen sierras independientes, como los cerros de Torrelaguna y Patones. En la Comunidad de Madrid, se extienden desde Valdemorillo límite suroeste, hasta el Monasterio del Paular en el norte, con una interesante especie de vegetación endémica, el geranio del Paular (Erodium paularense), y por el oeste hasta el límite de la provincia, donde tienen su máximo exponente en los alrededores de la presa del Pontón de la Oliva, ubicación del inmenso laberinto de la cueva del Reguerillo. En este lugar el río Lozoya marca la divisoria con la provincia de Guadalajara, donde los afloramientos continúan en dirección hacia el noreste, pasando por Valdepeñas de la Sierra, continuando hasta formar el Cañón del Jarama, entre los pueblos de Valdesotos y Retiendas, siguiendo por Ermita de los Enebrales, en el término de Tamajón, donde dan lugar a una bella ciudad encantada, síntesis en miniatura de la famosa de la Serranía de Cuenca. Más al este existen pequeños enclaves como el de San Andrés del Congosto, hasta llegar a las masas carbonatadas en los alrededores de Sigüenza, muy mezcladas con calizas Jurásicas, y preludio de los masivos afloramientos del Alto Tajo y el Sistema Ibérico, fuera ya del estudio del presente libro.\n\n\n\n

    \nOtras publicaciones coordinadas por Carlos Fierro:\n\n

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  • 36 Estudio del ecosistema kárstico, GUADARRAMA, SOMOSIERRA y AYLLÓN de Carlos Fierro y otros
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