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 Los mejores helados de Florencia y, probablemente, del planeta coronaron un día soleado y agotador. Cerca del Santa María de Fiore se escondía esta heladería con derroche de sabores, capaces de superar incluso a los originales. Prueba de ello es que Carlos repitió tres veces. Rim optó por el chocolate tan negro como la oscuridad. Eduardo apuró sus sabores iniciales para repetir con el de Carlos. Johanna se empeñaba en demostrarnos que el de limón era el mejor y probablemente sí porque todos eran el mejor. Vanessa hacía de intérprete. Algunos se llevaron el vasito para recordarlo. La memoria se escribe con olores, pero también con sabores, los helados de Florencia formarán parte del recuerdo de estos chicos, sin duda. Fue el broche refrescante a un día ajetreado que arrastraba el cansancio del poco dormir de la noche anterior. Hoy lo recordamos en la distancia porque a partir del miércoles ya no pudimos acceder a Internet para realizar la crónica diaria. Es lo que tiene deambular por alta mar. Pero en estos momentos recordamos los matices.\nEn esta ciudad de la Toscana, los Medicis bordaron una historia que seguimos a través de sus edificios y sus testigos de mármol que salpican la ciudad. Una historia tejida con los secretos y con la opulencia de una familia que vivió a lo grande. Visitamos su Palacio antiguo (Vechio) seguimos su pasadizo en altura hasta el Pitti y atravesamos el puente, pero no compramos joyas. No estaban los bolsillos para gastos. Tampoco dejaron candados ni tiraron llaves al río para sellar amores, tener 16 años no permite ciertas locuras. Sí degustaron las pizzas italianas en la calle. Incluso realizaron las primeras compras. Nos encontramos con Nazaret, Alba y Almudena que decidieron pagar la excursión grande para poder acercarse a la Torre de Pisa donde realizaron la fotografía de rigor. \n
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