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 Aitor, como el resto querían llegar a Tunez para comprar todos los regalitos que querían llevar a casa porque les habían dicho que era el lugar más barato. Y cierto, era el más barato para comprar, pero no contaban con la astucia del regateo, aunque se lo habíamos advertido. Para regatear hay que estar mentalmente preparado. Forma parte del comercio y sobre todo teniendo en cuenta la tradición cartaginense en esta empresa. Después de visitar las ruinas de la ciudad de Cartago nos dirigimos a un barrio comerciante que además de ofrecernos una panorámica de la arquitectura del lugar caracterizada por el eterno blanco con vanos azules. El color es acentuado por la luz natural del lugar que hace brillar más si cabe las pieles de ébano que tienen la mayoría. Pero sin llegar a este lugar, Aitor ya había sido presa del regateo al comprar una daga que comenzó con un precio de 80 euros y él pensó que con 40 había realizado el gran negocio. Apresuró a realizar el negocio pensando que estaba de suerte cuando después de diez segundos, él mismo cayó en la cuenta de que había sido el peor negocio de su vida. Primera lección para el regateo. Luego se mostró prudente y fue didáctico para el resto. Creo que todavía se acuerda de la daga. Y lo cierto es que sin errores no hay aprendizaje. \n Laura por la herida no pudo acompañarnos y también se quedó Johanna para acompañarla. Les dio tiempo de hacerse la manicura y la pedicura. Incluso Laura compensó a Johanna con un buen peinado para la nueva noche de gala que se aproximaba. Noche que se coronaba con un nuevo juego, la guerra de los sexos: mujeres y hombres competían por el triunfo y se manifestaban los reproches. La noche como siempre fue intensa y quizá lo que más recuerdan estos jóvenes redactores que con sus comentarios ilustrán la intensidad con la que la vivían. \nEl domingo, como en la creación, fue de descanso, aunque no para todos, el comandante tripulaba el barco porque comenzaba la navegación de regreso al puerto de Barcelona en el que despertaríamos la mañana del lunes para retomar el rumbo a casa. Un avión nos esperaba en el aeropuerto del Prat y Paloma que ha sido la artífice de este increíble viaje se preocupó y trabajó la tarde del domingo para que el chófer que nos recogía para trasladanos al aeropuerto nos entregara las tarjetas de embarque. Gracias a ella conseguimos atrapar el avión de vuelta que tras una parada en Madrid nos llevaba a Los Rodeos, en el norte de esta Isla, donde acabó esta Odisea que comenzó en el Atlántico. \n\nSon ellos, los alumnos, los que harán de testigo con sus comentarios de lo que supuso esta experiencia inolvidable que conseguimos gracias a El País de los Estudiantes.\n\n\n\n
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