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  • El día brillante anunciaba una primavera inminente luego de un largo e inmerecido invierno que no daba señales de ceder a la termodinámica de la vida, mientras la temperatura no dejaba de castigarnos con valores cada día más bajos. De modo que en la búsqueda de dígitos más reconfortante, salimos a las 7:15 AM hacia la población de Wichita, en Kansas, ubicada a unas 300 Millas al Noreste de Bartlesville, donde llegamos al cabo de 3 horas de viaje ininterrumpido. Con destino al Zoológico de esa ciudad, equipado de 450 especies de fauna y quizás no tantas de flora, nos encontramos llenos de expectativas a sus puertas, esa mañana de principios de Marzo con sus avances de sol y brisa, demasiados para nuestra costumbre perdida gracias a la interminable tundra de las praderas de Oklahoma. Es justo mencionar que la temperatura acariciaba los 20 grados Centígrados.\n\nA pesar del viento inexcusable a sus 30 millas por hora y en contra de toda etiqueta con los visitantes del lugar, nos dedicamos a recorrer sus extensos pasajes por algo más de 4 largas pero divertidas horas. Nos encontramos con viejos amigos, parientes de aquellos ubicados en la Laguna de los Olivitos en el Estado Zulia, con sus largas patas y sus ojos pintados que le brindan al Ibis su encanto particular.\n\nVisitamos a las ovejas Africanas del tamaño de un perro mediano, así como a un pequeño burro que nos recordó al personaje de Shrek, continuamos con la muestra de un establo con la colección mas completa que he visto de razas rumiantes de esta pradera, junto a un par de caballos de tiro con sus patas cubiertas de pelo. El edificio del terrarium resultó una agradable sorpresa gracias a la extensa variedad de reptiles y batracios, quienes se encuentran disfrutando el año del Sapo. Con muchos motivos para celebrar, nos dirigimos a una edificación completa donde se reproduce fielmente una selva nublada, con sus efectos artificiales primorosamente ocultos para generar la sensación de una realidad que es tan esquiva como la felicidad que compra el dinero, si acaso fuera suficiente todo el dinero del mundo para adquirirla.\n\nEscrotos, filodendrum, ficus, malangas y palmeras de jardín, nos llevaron de regreso a ese país que cada día se ve más lejos a la luz de los eventos que amenazan la propia existencia de Venezuela, hasta que un par de Guacamayas Bandera nos trajo de regreso a los motivos plásticos de esta ocupación temática, con sus gritos estridentes que llenaban todo el espacio aparentemente vegetal alrededor de nosotros.\n\nEn la medida que avanzamos la diversidad aumentó a niveles interesantes de modo que para cuando nos encontramos con el parque de los Gorilas, estábamos listos para experiencias transformadoras, como las que vivimos ese día brillante y alegre. En una agrupación de casi una docena de gorila gorila, un ejemplar con la espalda gris con suficientes años y sabiduría para erigirse como alfa, se acercó a la pared de donde sale una espita dispensadora de agua, la cual se activa con el contacto con la boca mediante una lengüeta sensible a la presión que abre el flujo para que estos magníficos animales se hidraten.\n\nMientras el macho alfa sostenía con su mano izquierda la espita de metal brillante que apenas asoma de la pared, nos miro con curiosidad a través del vidrio que nos separaba del área abierta al juego. Como para que no existiera duda de sus intenciones, probo un poco de agua acercando sus labios prominentes y volvió a vernos, esta vez con una ceja arqueada, como si se preguntara si esos monos lampiños no tendrían algo más constructivo que hacer ese día soleado. Entonces, en lugar de acercarse nuevamente para beber, nuestro primo evolutivo hizo algo inteligente, oprimió la lengüeta y colocó la boca a distancia para disfrutar de un rizo juguetón que brotaba alegre de la válvula de acero inoxidable. Por si esto no fuera suficiente, mientras bebía de esta fuente improvisada, no dejaba de notar nuestra presencia y en un gesto elocuente, sin dejar de disfrutar el líquido precioso se movió lentamente hasta darnos la espalda convincentemente. De nada nos valió toda la paciencia de la que pudimos dotarnos, mientras la gente seguía indiferente a esta muda sesión de lenguaje corporal entre especies de la cual el mismo Darwin hubiera podido dar fe en su viaje de descubrimiento.\n\nPor un instante el macho alfa se volteó como para vernos, cuando en su mirada percibí esa paz interna que sólo podemos alcanzar luego de tanta meditación trascendental, que estoy seguro estas criaturas podrían enseñarnos, con sólo un poco de comprensión de nuestra parte y algunas cuantas bananas.\n\n
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  • 2010-11-23 03:46:13
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