LACOMUNIDAD.ELPAIS.COM_FCATUS_2010_11_30_LA-RUTA-LA-SEDA-DIARIO-A-BORDO-II

Sábado 20 de Mayo\n\nLos rumores aparecieron temprano en la semana, recorrieron el barco en todas sus dimensiones y para el fin de semana, la desesperación de la tripulación alcanzó un clímax de características peculiares.\n\nSe habla de una acción comando, producto de la desesperación, cuyo objetivo es hacerse del control de la cocina, para proveer alimentos apetitosos con el rancho disponible a la fecha, cueste lo que cueste. Se cuenta con algún mercenario para la toma de la cocina. El plan es muy simple, se toma el flanco a proa cerca de los hornos, hacia babor, luego del rodear los amasadores, se procede a ejecutar un despliegue táctico hacia popa y desde esa posición ventajosa, asaltar la plancha sin tomar prisioneros. El cocinero dejará libre el área para que la operación tenga mayor posibilidad de éxito, a la que hemos designado con la inteligencia marcial característica de estas operaciones en cubierta y de manera muy significativa; “Paella”. Hora de inicio 10:00 Horas.\n\nDomingo 21 de Mayo\n\nLlegó el día de la paella – pasó el día de la paella.\n\nLunes 22 de Mayo\n\nEl mar se encuentra agitado pero el Nabarima ni lo siente. Parece una roca y los más delicados vaivenes apenas se logran apreciar en algún momento de descanso, de los pocos que permite la agitada vida como marino.\n\nDe la comida prefiero no hacer referencia alguna, porque en apenas cuatro días bajo a tierra, en vía directa a Pusan ¡.\n\nMartes 23 de Mayo\n\nSi la arepa fuera un sueño, estaría soñando con ella, crujiente, humeante, apetitosa y rellena de Diablito, esa carne endiablada que hechiza a los Venezolanos en sus desayunos,para más señas.\n\nDe manera provocativa, estaría apenas cubierta con una servilleta que deja ver más de lo que se debe, mientras su interior palpita ardiente sólo para este alucinado comensal.\n\nLa tomaría en mis manos con amor infinito y del mismo modo, le daría lentamente un bocado a conciencia del momento, único y efímero, con el cual algunos afortunados se desayunan todos los santos días del calendario. Mientras la devoro con placer, pienso en las combinaciones infinitas de rellenos y parece que estamos muy lejos de alcanzar ese límite tan ancho como exquisito.\n\nMás aún, la idealizo tal y como es ella, en sus níveas formas por la cual deslizan como mantequilla las hambres del mundo y los deseos más inesperados del hombre, cuando no se encuentra en su país. Si las diversas sociedades han resuelto su ansiedad por los platos tradicionales, preparando sucedáneos por donde quieran que van pasando, la arepa sin embargo no ha prestado del todo a esa globalización, en razón de cualquiera de los componentes o del proceso de preparación que en su conjunto la caracterizan, desde el mismo budare, hasta la mantequilla pero especialmente debido al queso blanco, insigne ausente de los mercados desarrollados, quizás debido a alguna trivialidad relativa a sus asépticas normas sanitarias, las cuales excluyen totalmente nuestro producto lácteo de cualquier consideración posible más allá de nuestras fronteras.\n\nPero para mi exclusiva delicia y mayor sorpresa, esta valiente tripulación ha decidido nominar hoy al mismo mercenario de la operación comando anterior, de nombre clave “paella”, para la delicada elaboración de nuestro pan de maíz.\n\nComo resultado, en un amanecer inmaculado con un sol radiante, rodeado de barcos tanques, gasíferos, mineraleros, cruceros y mercantiles, tanto a flote como a medio hacer en los astilleros que rodean la bahía, nos sentimos como la tripulación más feliz de los océanos, capaz de ir nadando a la casa y volver, sólo para decir lo maravilloso que es comerse una, y hasta dos arepas en este inolvidable amanecer en Keoje.\n\n