LACOMUNIDAD.ELPAIS.COM_FCATUS_2010_12_7_AREPA-NUESTRA-IV

Huevos de Codorniz.-\n\nQuizás los más sencillos en apariencia, como todo lo que toca María, éstos deben exceder sus extremos requerimientos. No a cualquier persona dedicada a la preparación de alimentos, la fortuna le sonríe de la misma manera cuando se trata de obtener huevos sancochados idénticos, como si se tratara de un molde, todos sin excepción. Superficie blanca y tersa, sobre la cual se deja caer elegantemente una salsa rosada de secreta preparación.\n\nEs la combinación la que atrae a legiones de seguidores quienes no se cansan de solicitar esta delicia. Como si se tratara de una fiesta permanente con dichos canapés. En adición al espectáculo visual, conformado por esta composición de texturas y formas, el sabor único y exclusivo de estas yemas, establece un nuevo nivel. Jamás serán vistos con los mismos ojos, la próxima vez que en una fiesta se sirvan como abre bocas. Cosas de María.\n\nLa ayudan en la selección, la cocción y el desconchado. Pero en la salsa es un asunto que se resuelve a puertas cerradas, para la mayor decepción de quienes esperan descubrir algunos de sus grandes secretos. De textura única, untuosidad que exalta los sentidos a todo lo largo del sistema digestivo, olfativo y ocular, baña en lugar de cubrir los alimentos sobre los cuales se esparce como el maná.\n\nEn cuanto al sabor, ninguno en particular logra distinguirse, a pesar de los esfuerzos. Resulta un sabor totalmente nuevo y desconocido, no se parece a nada que lo conforma, ni nadie sabe sus componentes. Mayor paradoja en la cocina es imposible de alcanzar.\n\n