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  • Un esqueleto de rodillas en el oratorio me recibió con su sonrisa completa, como dándome la bienvenida a su mundo en el cual se encontraba felizmente rodeado de tantos huesos, como nunca había visto en mi vida.\n\nLa exposición del Doctor Gunther von Hagens llena de macabra ocurrencia los espacios del Museo de Ciencia Natural de Houston, donde acumuló una variada muestra de su obra, la cual se basa en el particular descubrimiento que él se atribuye hace casi tres décadas. Le llamó “Plastinación” al conjugar algunas palabras afines a su propósito y se trata nada menos que del tratamiento del organismo que ha cesado sus funciones vitales, para evitar su descomposición de otra manera irremisible. Un botox aplicado para la eternidad, en otras palabras.\n\nSimilar a un taxidermista, este personaje resulta un moderno seguidor del conocido Doctor Knoch, quien momificaba al mismo momento de la muerte mediante un compuesto inyectado al paciente, que él mismo se llevó consigo al más allá, en su casa funeraria ubicada en las faldas del Ávila. Las diferencias entre ambas técnicas sin embargo son literalmente del cielo a la tierra.\n\nLa preservación de este moderno embalsamador es realizada mediante uso de novedosos polímeros cuyas resinas fija por el uso de técnicas de curado con temperatura, luz y catalizadores, dando como resultado organismos enteros a quienes sólo les falta el soplo de vida milagrosa para continuar sus quehaceres en la tierra, a pesar de su desnudez que no puede ocultar la ropa cuando no se lleva la piel consigo.\n\nUna increíble variedad de extremidades, apéndices, órganos, sistemas completos, articulaciones, patologías en sus diversas expresiones y todo aquello que resulte de interés a un estudioso de la anatomía, son expuestas de manera sorprendentemente pedagógica.\n\nEl cuerpo en posición de orar que me dio la sonriente bienvenida, representa el resultado más sencillo de la técnica cuando es aplicada exclusivamente para liberar completamente los huesos de su prisión muscular, adiposa y de tejidos que los mantuvieron encerrados durante la vida terrenal de esta alma piadosa.\n\nUn sistema nervioso tal y como se ramifica desde el cerebro y la espina dorsal, extendido como una inmensa cola de caballo sin peinar, me indica a continuación que la cosa es en serio, debido a las dificultades de disecar y preservar los nervios transmisores de nuestros impulsos eléctricos que expresan emociones y sensaciones.\n\nPero cuando me conseguí cara a cara con el cuerpo desnudo hasta sus músculos, de un hombre quien sostiene ese saco de viaje que representa la piel, en su brazo extendido elevándola en ofrenda al sastre eterno, reflexioné acerca de lo que significa esa cubierta la cual generalmente sólo recibe algo más que un baño diario, durante todo el trayecto en el cual nos protege de tantas cosas que nos acechan.\n\nEntrando en las profundidades del asunto, este científico que resultó un preso político de su Alemania del Oeste hasta que fuera liberado en 1.968, prosigue su ejercicio de disección con patologías que van desde una hidrocefalia hasta un terrible enfisema pulmonar, pasando por cirrosis y diversas cardiopatías.\n\nLa exposición llamada “Mundos del Cuerpo” continúa a paso de la respetuosa procesión de asistentes quienes combinan sorpresa, estupor y admiración, entre otras emociones poco comunes para este público, las cuales se agrupan frente a una trapecista cuyo vientre se muestra en toda su inmensa funcionalidad, gracias a la delicada posición que le mantiene hacia abajo como si se alejara del espectador, en el camino de ida de la barra de la cual se encuentra suspendida.\n\nLa refinación continúa al contrastar todo el sistema circulatorio de una mano, la cual está desprovista de cualquier otro residuo que no sea vena, arteria o vaso capilar, mostrándose como una tupida maraña de mopa con miles de hilos de rojo intenso, preservando la forma de la porción del cuerpo que hasta hace poco alimentaba. La capacidad de hacer fluir la resina líquida hasta el más ínfimo extremo, logra este efecto magnífico de cuerpos representados por un tejido rojo muy deshilachado incluso en el caso de una ovejita en posición de descanso inocente que brindó así su cuerpo para la ciencia.\n\nMe imagino a este artista científico cuya obra trasciende el sentido de la vida y la muerte, al llegar en la mañana a su trabajo, abre la morgue y observa aquellos cuerpos recién donados, en los cuales proyecta su visión de una muerte plástica.\n\nA estas alturas, estoy convencido de haber visto suficientes objetos únicos en el recorrido, pero la aparición de expresiones mudas y la aglomeración de la lenta procesión al doblar la esquina de este templo funerario que honra la muerte de una manera impensable, generan fuertes dudas al respecto.\n\nComo una epifanía que es irradiada al continuar hacia el último tramo de la muestra, en medio del salón más amplio e iluminado de esa ala del museo y con una espectacularidad insuperable debida a sus características dramáticas, se encuentra un extraordinario conjunto plastinado de un hermoso caballo, con su jinete en pleno salto hacia la eternidad donde colocan su mirada vidriosa, vestidos sólo con sus varoniles músculos expuestos en toda su potente gama, mientras las ventanas abiertas en sus cuerpos permiten desde la perspectiva del espectador, admirar la muerte cuando llega a la vida de manos de este embalsamador moderno.\n\n\n\n
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  • 2010-07-19 23:44:01
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