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  • Plumas en pie de guerra\n\nNosotros los habitantes del valle venidos desde los grandes Lagos del Norte acompañados de nuestras hierbas y curanderas, librando del mal a tantos hermanos y hermanas a lo largo del camino, salimos de asomados a buscar lo que no necesitábamos en el Sur, con la esperanza de una mejor vida para los integrantes de nuestra tribu. Y mira que los del consejo de ancianos se lo expresaron al jefe pero nada, se empeñó como sólo él sabía hacerlo. Bastante lo dijeron los abuelos de mis abuelos, pertenecientes todos a un linaje Shamán de larguísima ascendencia, reclamando a sus hermanos y hermanas el desatender las señales del cielo y negando toda evidencia, abandonar su tierra entusiasmados por las promesas de una nueva vida fácil.\n\nOlvidaron que ella cobra con creces cuando se le olvida, como si de una novia despechada se tratara. El que quiere equivocarse no hace falta ayudarlo.\n\nEntonces comenzó la debacle que parece aún no acabar, a pesar de tantos años y sufrimiento transcurridos desde entonces. Primero vino la Revolución Americana donde peleamos al lado de los británicos, y perdimos, igual que en la Guerra Civil cuando nos colocamos con los del Sur y también perdimos y la cosa se nos puso negra. De nada sirvió nuestro lenguaje escrito, desarrollado por el hermano Sequoyah, ni nuestras creencias ni el gobierno representativo, que nos hacía ver de lo más civilizados. Los blancos nos quitaron la tierra donde apacentamos por generaciones, gracias a una bulla de de oro que reventó nada menos que en Georgia. Forzados por las armas a ubicarnos al Oeste del Río Mississippi, huimos por más de 800 millas durante las cuales perecieron casi la mitad de nuestras almas, en lo que se llamó “nunna daul tsuny” o la “ruta donde lloraron”, desde los Apalaches hasta los Nuevos Territorios. Algunos mapas lo muestran como los Territorios Indios hasta que finalmente le llamaron Oklahoma, una planicie en medio de la nada y con muy poco que ofrecer, aparte de monte y culebra. Un botadero humano.\n\nComo si acaso hubiéramos llegado a descansar, en ese lugar terminaron de desplumarnos al conseguir petróleo justo en el lugar donde nos instalamos. Las fotos de la época nos muestran de los más arrellanados, con el hombre blanco de levita y pumpá, incapaz de disimular el gran arrebato perpetrado a unos pobres indios y a las próximas 7 generaciones, del yacimiento de donde sale esa materia viscosa y mal oliente, pero tan apetecida por los mercados del Este.\n\nY para colmo de nuestros males nos vimos obligados a vender lo poco que nos quedaba, debido a una decisión del Gobierno a principios del siglo XX por la cual se nos quitó el derecho sobre las tierras tribales, para el asentamiento del hombre blanco. Tanta hierba y tanto cuento en nuestra tradición, pero nada del cariaquito morado (lantania trifolia L.) que tanta falta nos ha hecho desde entonces para mejorar esta fortuna griega. Donde estarán los Shamanes de verdad, cuando se les necesita ¡ Qué hemos hecho para merecer esta desgracia durante tanto tiempo?\n\nAhora cuando ya tenemos aquí unos 170 años precariamente establecidos, luego de pasar las penurias que van desde la depresión, pasando por la erosión, el alcoholismo, el desempleo, la despoblación hasta la pérdida de cultura, y cuando casi nos estábamos acostumbrando, el calentamiento global nos remata gracias a temperaturas impensables que deshidratan o congelan en sus condiciones extremas y a sus 10.000 tornados al año por una inestabilidad meteorológica que ni mandinga es capaz de organizar con toda su maldad. Quién de nuestra tribu habrá insultado a los Dioses? Esto no lo aguanta nadie ¡\n\nEL Shamán volteó la cara hacia el Oeste, con el terror en sus ojos entrecerrados, para no seguir sufriendo de esa historia conocida, ni hurgando el proceloso futuro Cherokee como sólo él podía hacerlo, mientras la tribu desmovilizada espera por su sabia inspiración, resignada.\n\nLos adornos de plumas y huesos revoloteaban alrededor de su cabeza gris, igual que sus pensamientos atribulados. Era un día calamitoso, propicio para perder toda esperanza.\n\nLa fecha quedó grabada en el calendario de la miseria humana; 17 de Mayo de 1838 cuando el General Winfield Scout con 7000 soldados bien apertrechados de la Armada de los Estados Unidos, invadió a los pobres indios en sus propiedades hasta ese momento soberanas, en Las Carolinas, Georgia y Tennessee, bajo la orden presidencial de desalojarlos hacia el Oeste miserable, como si de ganado se tratara.\n\nEl horizonte no tenía fin, tampoco su tristeza, y exhalando con un cansancio mortal justo antes de partir, expresó en lengua Tsalagi – El viento no descansará hasta que se haga justicia.\n\nY no lo ha hecho desde entonces.\n\n
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  • 2010-07-04 14:47:31
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  • Camino de Lágrimas
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