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  • No hay mas que una\n\nLlegó de muy lejos con sus muchachos a cuesta, como si no pesaran, mientras les vigilaba el sueño al igual que lo haría por siempre a partir de entonces. Avanzaba decidida hacia la vida la cual había apenas procreado, sin mucha ayuda de sus compañeros desaparecidos hace tiempo, y de quienes no necesita saber para el bien de su familia hecha de retazos. Bajó de la montaña, cruzó deltas, nadó ríos y sabaneó campos hacia montañas profundas, donde la acechaban los oportunistas de la historia, mientras seguía con su mirada seria hacia delante. Apenas se endulzaba cuando veía las caras de su única razón de existir.\n\nEn contra del mundo decidió seguir sola adelante, a pesar de las convenciones. No era fácil doblegar el carácter que le otorgó su condición materna. La última línea de defensa estaba determinada a sacar adelante sus frutos. En un mundo de comodidades trazó una línea meridiana sobre la cual no había discusión; o se trabaja o se estudia. Toda una filosofía andina de altura.Amamantó, sufrió, lloró y gimió ante un mundo indiferente, mientras hizo de madre y padre con creces. Le recuerdo ayudándome con una tarea de mis primeros grados aunque apenas logró sus cursos.\n\nSe impuso a punta de esfuerzos imposibles de apreciar, por que ridiculizarían cualquier tarea comparable de la humanidad. Sacó adelante la vida por sobre la miseria, los atajos y la conveniencia. Sirvió como apoyo durante toda su larga carrera de resistencia, y cuando apenas ahora se está doblegando en el ocaso, no deja de preocuparse por la siguiente generación que quizás percibe esa voz temblorosa con ojos empañados de lágrimas de emoción al ver a sus pequeñas crías reproducirse de nuevo, esta vez sin tanta tribulación y con más complacencia. Qué serían de los nietos sin los abuelos ¡.\n\nEs que no bastó toda una generación para recibir lo mejor que pudo darle; siempre tendremos el monumento en vida que le tributa el amor de sus descendientes. Para qué esperar más si podemos extender la mano y sentir su piel ahora arrugada que fue la misma que nos acarició con infinita ternura, en medio de sus momentos más difíciles. Aprendemos todos los días de su historia, donde aparecemos como los niños o niñas que nunca dejaremos de ser en su corazón infinito.\n\nAfuera el esfuerzo de salir adelante, desde la nada, con muy poco, a punta de mucho temple y coraje. Adentro, la lucha de hacer gente de bien para el mundo, como si fuera pequeña la tarea, pero cuyo alcance hablaría de su género cómo el único capaz de dar todo sin esperar lo mínimo en retribución.\n\nNo hay dimensión capaz de confinar el esfuerzo de una vida en pro de su familia. Por algo esa palabra también es femenina, con todo su encanto que esconde la estructura sobre la cual se soporta, más que la sociedad, la humanidad entera. Y bajo ella una madre. Me hace pensar que el Atlas que portaba el mundo tenía una madre. Y las Amazonas también.\n\nNo habrá nunca recuerdo que supere el alumbramiento, ni dolor o alegría mayor. Cuánto nos perdemos los hombres, creyendo que hicimos nuestra parte y encima, lo celebramos mientras la carga siempre se inclina hacia el apoyo que nunca nos abandona. Especialmente en los peores momentos, cuando más se necesita el amor incondicional, ese que sólo una madre es capaz de regar por la Vía Láctea.\n\nCada día crece más su importancia en nuestras vidas, sus palabras valen oro por tanta riqueza que aportan a quienes el tienen paciencia para escucharla y su risa alegra por meses nuestras memorias. Cruje su cuerpo, cede la memoria, pero el amor no deja de inundar los espacios que ella toca.\n\nA pesar de su deterioro está dispuesta a trabajar si fuera necesario; cómo quejarse ante un ejemplo de ese calibre. Toda una vida dedicada no parece suficiente para retirarse a disfrutar lo que se ha ganado con tanto esfuerzo.\n\nMi primera tarjeta del Día de La Madre decía “Más vale una lágrima de Madre que una perla de mar”. Hoy día aún repito esas palabras con la misma emoción pueril. Siempre son bien recibidas. Todos estos largos años me lo han demostrado de muchas maneras.\n\nA todas las madres del mundo y de mi vida, porque cuando se tiene un hijo se tiene el mundo adentro y el corazón afuera y cuando se tienen dos hijos se tienen todos los hijos de la tierra, según Andrés Eloy Blanco.\n\n
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  • 2010-07-04 14:48:42
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