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  • En el mar la vida es más sabrosa\n\nMai Li cortaba cebollas en la cocina del buque pero de sus ojos no brotaba ni una lágrima por la tragedia en capas que encerraba su vida desde siempre. La mirada sólo reflejaba ese odio destilado en el alma, a consecuencia de los terribles eventos que la marcaron al nacer.\n\nFruto inesperado de una familia con un primogénito a cuestas, de noche la echaron en un chiquero enrollada como un paquete no deseado, para ser milagrosamente rescatada muy temprano por la hija menor del cuidador, quien la escondió como a un juguete robado bajo su catre. Siendo una niña ella misma, se ocupó de alimentarla y vestirla, compartiendo su propia escasez y de arrullarla cada vez que la peinaba con curiosidad.Era su muñeca, un lujo impensable en esa zona rural de Guangdong. Mientras crecían en su mundo inventado, puesto a prueba cada vez que corrían al refugio del colchón, apenas escuchaban el menor de los ruidos en la puerta.Con los pequeños corazones en desbandada y la respiración contenida, hasta cuando el peligro se disipaba, salían a abrazarse con grandes risas silenciosas y cómplices.\n\nLa vida las separó apenas entraron en la adolescencia de la misma manera que las unió, traumáticamente. Ella sólo recuerda el silencio y la soledad bajo el catre, donde no había espacio para una poesía más en ese techo que la protegió, y donde aprendió los logogramas de su lengua, razgándolo dolorosamente con sus uñas infantiles. Copió al Tao, a Confucio y recopiló las narraciones que bajo su ventana cantaba la abuela acerca del Shén nóng běn cǎo jīng, un mítico recetario de plantas médicas de unos 5000 años de antiguedad, presente hoy día sólo en la narrativa de los ancianos, quienes recuerdan las 365 diferentes substancias divididas por sus efectos estimulantes, terapeúticos y letales. En éstas se ocupaba Mai Li, mediante los diminutos símbolos que tallaba con sangre, cuando abandonó violentamente su refugio.\n\nSe dejó llevar por las circunstancias y escondida en una carga de alimentos descompuestos, llegó hasta la costa. Gracias a su alfabetismo apareció en la cocina de la Hǎi zhū que imponente fondeaba la rada, lista para su primera excursión al Mar Sur de China. Esta perla de mar, joya marina, serviría de ferry entre los ocupados puertos de HongKong y Macao navegando en la bahía de Pak On.\n\nEl motivo, las circunstancias y las armas se encontraban al alcance de la sufrida jóven para armar la venganza equivalente a su tragedia. El destino proceloso la rodeaba, mientras pelaba sus cebollas sin llorar. Capa tras interminables capas, la vida le pasaba por delante, como si le llegar el final en cualquier momento. Estaba muerta desde que nació; pero la mantuvo en pie el amor puro que la protegió de un final atroz. Entonces un tenue destello apareció en el fondo negro de sus ojos impasibles, como la última de las brasas, mientras otro bulbo en sus manos castigaba el ambiente saturado de la despensa.\n\nRecordó las recetas de su infancia grabadas a sangre y decidió dedicarse a fondo hasta lograr en poco tiempo adueñarse de las sopas. A partir de allí logró imponer el arte oculto capaz de despertar a los atribulados pasajeros de la mañana camino al trabajo, y dormirlos plácidamente de regreso, para la felicidad absoluta de la toda la tripulación. Creó adicción a sus preparados y la euforia llevó a la nave a multiplicar sus viajes debido a la gran demanda de pasajeros entusiastas. Todos hablaban del ambiente mágico a bordo pero nadie lograba explicarlo. Ella seguía durmiendo bajo su catre en el camarote próximo a la cocina, rasgando en la tabla marcas para cada uno de los días que pasaba bajo cubierta.\n\nSu plan se limitó a seguir los capítulos del recetario, durante todo el año ininterrumpido durante el cual estuvo a cargo de las ollas, hasta que la última poción cerró un capítulo que se llevó consigo todas las almas a bordo para ese momento, hasta el mismo fondo dela bahía donde reposa el casco íntegro de la embarcación. A decir de la guardia costera, nunca se vió un naufragio donde las víctimas celebraban mientras la popa desaparecía pausadamente bajo las olas.\n\nLos marinos de hoy día dicen que sienten la presencia del Hǎi zhū cuando transitan la ruta donde tanto brilló y juran escuchar las risas en la mañana y los ronquidos entre la bruma de la tarde. Hasta hoy día nadie logra explicarles las lágrimas que les brotan de la nada, cada vez que se cruzan con su vaho fantasmal.\n\n
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  • 2010-07-05 13:37:00
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  • Historias en Cubierta - Mai Li
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