LACOMUNIDAD.ELPAIS.COM_FCATUS_2010_7_5_I-TRE-MAGI

\n\nLa provincia de Abruzzi en Italia se baña del Mar Adriático y del sol del levante para beneplácito de sus habitantes, cuyos vecinos de la provincia de Lazio, incluyen nada menos que al Papa, habitante de la ciudad eterna y jefe del inserto sobre cuya piedra se edificó la iglesia, quien reina espiritualmente desde el Vaticano para el resto del mundo.\n\nCon una fortaleza equivalente a la de dicha piedra y con la vigilia asociada a la espera del humo blanco de cada día, Gaby y Tony han edificado un templo del sabor que se encuentra totalmente escondido en la esquina de la Calle Galarraga de Chacao, de esa Caracas eterna, territorio donde la razón sucumbe ante la fe, como la que movió un grupo de miembros practicantes y observadores de la prédica y la práctica a dicho lugar, servidos de nuestro acostumbrado e impenitente guía. En esta oportunidad acordamos de manera unánime que su Hematofagia no debería figurar en los autos del juicio antepuesto al Santo Oficio.\n\nHe visto la luz en esta trattoria auténtica transplantada en el corazón de nuestra ciudad capital. El camino que como peregrinos a Santiago nos condujo a dicho encuentro con la verdad, partió de las mejores salchichas italianas a la plancha que este humilde siervo ha probado, acompañado de una digna polenta de cuya comunión participamos los creyentes de la buena vida en torno a nuestra mesa ahora bendecida por tan exquisitas mieles.\n\nComo en el segundo día de esta creación particular, nos dedicamos a la tarea de separar el mar y la tierra, lo humano y lo divino, para lo cual elegimos en el siguiente de los sacramentos comestibles, unos Tortelones con ricota al pesto cuyo aroma inundó el sagrado recinto al igual que el incienso e invitó al más profundo arrepentimiento mientras el elegido degustaba la textura de la pasta casera, marca inconfundible de estos lugares y prueba inequívoca de la existencia de un ser celestial sentado en la cocina.\n\nUna vez arrepentidos nos encomendamos al santísimo, para continuar sin sacrilegio con la carne que llegó a esta mesa en forma de Cotoleta, gracias a su vestido parmesano el cual evitaba las miradas impías de los infieles quienes venían cual conversos a esta catedral del sabor, fuente del buen gusto y puerta a la indulgencia per secula seculorum.\n\nEl señor tiene maneras muy peculiares de comunicarse con los miembros de su rebaño y mientras nos esforzábamos en identificar esas señales sagradas, proseguimos con lo que debía haber sido el principio: el verbo. Una exquisita lengua en salsa reunida en extrema unción con el humilde arroz blanco y rodeado de tajadas de plátano frito, dejaron sin palabras nuestras bocas ahora repletas de júbilo y alegría infinita. La textura, el sabor y la combinación de elementos que a la vista del incrédulo no pertenecen al mismo credo, hacen que este plato se siente a la diestra del chef que ha venido a perdonar el hambre del mundo y a juzgar a hambrientos y a seguidores de dietas, al lado del Pimentón relleno.\n\nComo era de esperar, la lectura de la carta nos llevó al siguiente acto de fe y nuestra penitencia no fue otra que el rigor del Tiramisú, cuya letanía nos llevó a presenciar una aparición divina quien cerró tras de sí la puerta del infierno, la misma donde se deja toda esperanza al cruzarla y sin reparar en la celebración de esta santa mesa, abrió su boca para decir de manera sacrílega: Una sopa del día para la mesa Ocho. Era la mesonera.\n\nYa repuestos con recato y totalmente sumisos ante la ira del todopoderoso, nos atrevemos a pedir un ristretto, el cuerpo del café que quita todos los pecados del mundo.\n\nAl momento de presentar nuestro respeto al Capo di tutti capi sentado en la caja registradora, extendió su mano para permitirnos besar el anillo papal, ante cuyo gesto nos postramos cuales tres reyes magos en presencia del ungido, haciendo milagros dignos de las sagradas escrituras cada día que pasa de este purgatorio nacional, con nuestros sueldos. Palabra de Dios.\n\n