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    Me atrapan con sus miradas, sus sonrisas y sus gritos, como si fueran mi tribu, mi clan. Sin darme cuenta, sin saber como sucede, me encuentro sentada entre ellas, que me besan y me abrazan, que me invitan a compartir sus cantos y chácharas.\n\n

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    Fue en Kairouan “la plaza fuerte”, la cuarta ciudad santa del Islam, un lugar de peregrinaje. Dicen que quien va siete veces a Kairouan, cumple con el precepto tal y como si hubiera ido a la Meca. Y siete son ya las veces que me he adentrado en la Gran Mezquita, hasta allí donde permiten entrar a los no creyentes.\n\n

    Pero me complace mucho más sentarme en esta otra, más pequeña, llamada la Mezquita del Barbero, en la que cuentan que se guardan unos pelos de la barba del profeta que su barbero recogió y trajo hasta este lugar. Verdad o leyenda que siempre me arranca una sonrisa. \n\n

    Aquí vienen las familias en la fiesta de la circuncisión, como si del día de la primera comunión de nuestra cultura se tratara, aunque la carita temerosa de los niños, vestidos con sus mejores galas y recibiendo regalos no pasa desapercibida.\n\n

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    Son estas mujeres de piel morena, de ropas de colores vivos, duras y fuertes las que me insinúan una vida que mi memoria no recuerda haber vivido pero que mi piel blanca, desteñida, siempre añora.\n\n

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    Los bakhnoug (mantones) y assabas (cintas para el pelo) me sugieren ensueños sobre ese personaje legendario, la princesa Al-Kahina, quizás poetisa, quizás bruja, quizás sacerdotisa, que dicen que venció a los árabes en Tebessa (Argelia) pero que al final fue derrotada en El Jem a principios del siglo VIII. \n\n

    Dicen que si era cristiana, que si era judía, que si era pagana, pero para la tradición bereber fue una líder guerrera, vencida por la traición de Yazid ibn Khalid, un capitán árabe, un prisionero al que Al-Kahina había adoptado, siguiendo la tradición de la anaia, la protección que se ha de dar a aquel que la solicita.\n\n\n\n

    Al-Kahina fue decapitada y su cabeza enviada al califa, pero su grito perdura y a mi me suena a amenaza contra la estructura patriarcal… aunque puede que mi oído se equivoque y mis ojos también se confundan cuando miran de cerca los ojos oscuros de las jóvenes.\n\n

    Ben su interior se guardan varios pelos del profeta.\nDicen los lugareños que este templo es santo porque en su interior se guardan varios pelos del profeta.\n\n\nY añaden, para reforzar sus palabras, que fue el barbero de éste –de ahí el nombre del acabaron en Kairo\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n\n

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  • La mezquita del barbero
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