Contemplaba absorto la débil luz del sol poniente de octubre reflejada en tus ojos de ámbar. Era una luz dulce que dejaba una estela dorada en las mansas aguas. \n
Aguas que lamían suave y persistentemente las inmaculadas arenas, llenas de algas, de la isla. Ignota isla.\nContrastaba la sequedad de sus tierras, salpicada de chumberas, con la abundancia en construcciones defensivas. Todo parecía amurallado, la isla, las personas, el aire, esperando el ataque final del oculto y omnipresente enemigo. \n
La Medina, a lo lejos, epicentro insular, se imponía altanera sobre la isla, sobre nosotros. Parecía parada en el tiempo, sin vida, absorta en contemplar la distancia entre la nada y la mar mediterránea. Sin embargo, sus pétreas entrañas, escondían acequias, rumor de manantiales, pasión de jardines, vergeles ocultos. \nLos carteles alternaban el inglés con aquel idioma que nos resultaba tan desconocido. Todo estaba indicado pero nada nos resultaba comprensible o por lo menos, a mi me parecía todo un enigma.\n\n
- ¿Por qué miras con esa cara de asombro? ¿No te gusta el lugar?\n
- Me encanta- te respondí.\n
- Las islas siempre han ejercido un magnetismo especial sobre mi alma. Sin embargo, es un reto para mi mente intentar comprender lo que siento, lo que veo. Sé, que en este caso concreto, es gastar energía en algo que puede resultar poco útil pero reconforta mi mente.\n
- Bueno, considera que el Maltés no es sólo un reto para ti, es una lengua semítica que se desarrolló de un dialecto del árabe. Realmente es la única forma del árabe que se escribe con un alfabeto latino.\n
- ¡Siempre me dejas sorprendido!\n
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