Aprender a tejer ropas de humo, a coser sentimientos con finas hebras de hilo rojo, tal vez negro, muy negro, en tantas, demasiadas ocasiones. Dos aprendizajes duros, agrios, pero necesarios, indefectiblemente necesarios.\n
Así ha sido y así será la vida contigo, la vida sin ti, la vida a secas. Porque la vida va avanzando rápida, sin pausa, escabulléndose como los granos de arena de aquella cálida playa en el atardecer del verano, siempre del mismo verano, entre los dedos que intentan aprehenderlos sin éxito ni fracaso.\n
La impudencia amable de tu sonrisa cuando estás alegre, la sombra alargada de la duda cuando te absorbe la tristeza que no te arranca el viento. Dos lecciones básicas para que el tapiz crezca en colores y las siluetas sean algo más que trazos en negro y rojo.\n
Porque la vida va avanzando rápida, sin pausa, pero uno nunca sabe si realmente avanza, retrocede, describe círculos de humo negro, de hilo rojo, y la esperanza nos permite una pequeña, mínima, minúscula parada para cerrar los ojos, respirar hondo, relajar los dientes y adelantar un paso en la confianza de que tocaremos de nuevo el cálido suelo de nuestra única, posiblemente amada, tierra.\n
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