|
sioc:content
|
-
La rutina sonríe porque septiembre ha vuelto.\n \nEl viaje terminó. Los cuatro empleados vuelven a su fábrica. Hay uno que llora desde que nació, unos creen que pasa hambre, otros, que extraña a su madre. Por lo visto la comida de sus vacaciones le molestó profundamente porque la mejor salsa de tomate la prepara su madre.\n\nAlgunos días de las vacaciones fueron divertidos, recuerdan los cuatro mientras suena el despertador.\nUn empleado enciende la radio con ganas, su radio encendida es su frecuencia para manifestar que está vivo; siempre el mismo dial, las mismas sintonías, las voces que parecen inmortales.\nUna empleada se levanta para verse gorda en el espejo, tantos postres de chocolate se tienen que ver en algún lado. Añoraba el aroma de su casa, el sonido de los pies recorriendo las maderas sucias del suelo. Sonríe porque ahora hay más de diez arañas en su baño que nunca han probado el chocolate caliente.\n\nQueda un empleado por despertar. Ese que duerme poco y mal, el que más se movió en vacaciones, aquel que se metía en el mar por horas y salía hasta con el pelo arrugado. Le cuesta volver a su casa, puede decirse que ni la reconoce, pero ahí está saliendo de la cama trasnochado, con la pereza metida en los huesos. El mar, las olas y los peces comiéndole los pies, pero ahora los percibe más lejos que la luna. Fue otra vida, y cuando entra a la fábrica muchos lo ven más hermoso, más bronceado, con la piel de piedra brillante.\nLástima que tengan que trabajar otro año para irse de vacaciones.\n
|
![[This page as RDF]](http://webenemasuno.linkeddata.es/static/rdf-icon.gif){kind=icon}