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  Y como una cosa lleva a otra voy a intentar contar una experiencia, la primera que tuve con la muerte en estas tierras.\nPerdonad si os entristezco.\nSe habia muerto mi vecino. Las caracolas empezaron a sonar al amanecer, opacas y lugubres. Empezaron a llegar los familiares, los amigos, los conocidos y las mujeres que dirigirian el OPPARI.\nEmpezaron a lamentarse las mujeres de la familia, escondiendo su dolor tras una sabana blanca. Gritos, interpelaciones al muerto que las habia abandonado tan cruelmente, llantos, desesperacion. A veces irrumpe una voz de hombre.\nLas PLANIDERAS entran en accion. Dan gritos desgarradores, agudisimos, recitan una letania tras otra de su inagotable repertorio, se golpean la clavicula con los punos cerrados una y otra vez hasta casi desmayarse. Invocan a MAYA.\nAsi hasta la hora de partir el cortejo funerario al que no pueden unirse las mujeres. Luego se banan para purificarse.\nQuienes son estas mujeres?\nViejas de baja casta, pobres que han encontrado asi un modo de supervivencia. Pueden cobrar entre 800 a 1500 rupias, un grupo de cuatro, por un OPPARI desde las 10 de la manana hasta las 4 o 5 de la tarde. A veces, hombres profesionales realizan la representacion de las planideras.\nMe dicen que en algunos casos la viuda, en la ceremonia de OPPARI, se permite expresar sus sentimientos mas intimos, increpa al difunto que la engano o maltrato y que ahora la deja desvalida en una sociedad cruel. Es el momento de la verdad y la mujer, sumisa y muda en vida de su marido, PUEDE AHORA rebelarse antes de caer en el ostracismo.\nSolo las mujeres de alta casta se mantendran firmes como los HOMBRES. Mostrar los sentimientos es signo de debilidad femenina.\n\n\n
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