PropertyValue
opmo:account
is sioc:container_of of
sioc:content
  • Entre Canoa y Pedernales, provincia de Manabí, se encuentra la finca de producción orgánica Río Muchacho, un oasis con pinta de hostería amazónica donde se respira aire puro y se engullen alimentos sanos. Llegar allí no es nada fácil; el camino, lleno de piedras, y el polvo, amo y señor por esos recovecos, lo dejan a uno con el alma batida y los dientes más negros que el “cuco”. \n\n\nSu propietario, Darío Proaño, ecologista desde hace diez años, se enfundó la “camiseta verde” luego de que experimentara una sensación de náuseas ante tanta deforestación, y de que su esposa, nacida en Nueva Zelanda y experta en horticultura, lo alentara a concebir este proyecto que fue ganando fama con la llegada de extranjeros que, una vez que conocían el lugar, deseaban quedarse. \n\n\n
    \nPor ello las diez hectáreas de terreno que tiene Río Muchacho, en vez de vacas acogen una escuela ambientalista, varias cabañas construidas con bambú y voluntarios de todo el mundo que estén dispuestos durante su estadía (de por lo menos un mes) a levantarse a las seis de la mañana para limpiar un chiquero más hediondo que una mofeta, regar hortalizas, hacer manualidades y acostarse a las ocho de la noche. A cambio reciben clases de permeacultura y agricultura orgánica. \n\n“La agrrriculturrra de este tipo lleva más tiempo, más esfuerrrrzo, perrro al fenal del día es más sostenible y sobrrre todo no mata al hombrrra”, dice Letizia Pallotzzi, joven guía norteamericana de piernas largas picoteadas por mosquitos. \n\nComo buenos ambientalistas, son vegetarianos y la comida se prepara con lo que sale del huerto. En este sitio se respeta tanto la naturaleza que las heces de los animales no son desechadas, pues se tiene conciencia de que son un buen abono, por ello a los cerdos, que según estudios poseen la misma capacidad mental de un niño de tres años, les hacen escuchar música clásica. También los cuyes y las lombrices, aunque no tienen la altura intelectual de los cerdos, pueden disfrutar de las sinfonías de Beethoven. \n\nA la hora de lavar la ropa cada uno se encarga de restregar sus trapos con un líquido degradable que hace poca espuma y que huele rarísimo, y al ir al baño todos deben, luego de hacer sus deposiciones, esparcir aserrín dentro del “guater”. \n\nEn Río Muchacho también hay una tienda en la que venden compotas, un taller donde trabajan con madera, un jardín de meditación en el que se adora al gurú Sai Baba (a nadie se le obliga a rendirle culto), monos aulladores, bosques de orquídeas, un invernadero, y en cada cabaña, en la que caben siete personas, hamaca, muebles, baño y unas cuantas matacaballos, pero no se asusten porque estas "metiches" son tan educadas que si muerden, no matan. \n\nEn este sitio están vetados los teléfonos móviles, Ipods, televisión, radio... “En la planetta puede desatarrse la III Guera Mondial y nosotras ni nos enterramos. Así es mejorr”, sentencia la amable Letty. \n
sioc:created_at
  • 2009-06-20 05:56:18
is sioc:creator_of of
is opmo:effect of
sioc:has_container
sioc:has_creator
sioc:has_reply
opmo:pname
  • http://lacomunidad.elpais.com/isa-hungria/2009/6/20/rio-muchacho-oasis-donde-cerdos-escuchan-beethoven (xsd:anyURI)
sioc:title
  • Río Muchacho, el oasis donde los cerdos escuchan a Beethoven
rdf:type

Metadata

Anon_0  
expand all