LACOMUNIDAD.ELPAIS.COM_ISA-HUNGRIA_2009_8_23_CANOA-Y-SABOR-SU-MERENGUE

Si es de los que las moles de cemento lo obnubilan, no le vendría mal quedarse en Bahía de Caráquez, una ciudad muy parecida a Salinas por su moderna arquitectura, su Tennis “Clob” (pronúncielo así, con “o”, para que la gente crea que usted es sofisticado), y la actitud de algunos idiotas a los que hay que mostrarles la MasterCard para que se dignen a alquilarle un baño. ¡Qué horror! Y hay más… si hace el viaje en la gabarra (ferry) que lo lleva de Bahía a San Vicente, se dará cuenta de que ninguna persona que va en vehículo se baja de él, y que otros ni siquiera tienen la delicadeza de apagar el motor. ¿Será que no se dan cuenta de que están en un barco, o les dará escozor mezclarse con la chusma? \n \n\n

El viaje en gabarra dura alrededor de veinte minutos y tiene un costo de tres dólares, pero solo pagan quienes pasan en automóvil, para el resto el traslado es gratis. ¡Sí, gratis! Como gratuitas son las sonrisas de los habitantes de Canoa, un pueblito situado a 30 minutos de San Vicente en donde se puede disfrutar de una playa tranquila y buena comida. \n\n Menos escandalosa que Montañita, pero igual de divertida, Canoa es dueña de tal sencillez que la reina Isabel haría el ridículo si se atreviera a pasear por allí. Todo el mundo, extranjeros incluidos, caminan descalzos por sus polvorientas calles. A pesar de que son los turistas, sobre todo ingleses y alemanes, quienes sostienen la economía de este pueblo, Canoa no se ha dejado seducir por los dólares, de ahí que lejos de parecer “gringolandia” sea un pueblo muy ecuatoriano, y ello se nota en la comida que ofrecen los restaurantes, mayormente nacional, y en el tipo de música que se escucha, casi siempre merengue y salsa. \n \n De todos los bares, El Calipso, que parece un barco y que está situado sobre la arena, es el más visitado. Allí, la Uña de la gran bestia, preparada con aguardiente de caña, marihuana, ciempiés, alacrán y conservada en una botella colosal, es la bebida más “famosa”, o al menos así parece porque casi todos los foráneos la piden. Que a una la pone “boniiiiita”, “chéééévere”… jura su propietario, pero por los efectos que produce y el agravante de que allí todas las noches beben tres “choquillas” de cuerpos esculturales con fama de gigolós, no es recomendable probarla, a menos que quiera perderse o dejarse “engatusar” por esos vagos de pelo chamuscado.