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Aquí se termina el cuaderno. \n\nPor un lado, memorabilia. Lo que no escribes lo olvidas. Escribir para aprender. Escribir para conocer. Escribir para celebrar. Incluso escribir para difundir, para ilustrar. \n\nPor otro lado, alquimia. Escribo para saber qué puedo escribir. El mecanismo narrativo se pone en marcha, se echan ingredientes de todo tipo y se prueban las distintas pócimas resultantes. \n\nLos viajes nos llenan de exterior. Dicen que desembotan la sensibilidad, al liberarla del yugo de la repetición cotidiana. Todo lo que llevamos dentro se pone en cuestión al enfrentarse con lo exterior puro, con el exceso de lo nuevo y distinto. Viajar: una posibilidad de oxígeno para la escritura.\n\nEl cuaderno como laboratorio. No había plan, solo un deseo de descubrimiento, la necesidad de tratar de llevar adelante un proceso diario de creación a partir de lo visto y vivido. Cuando lo comencé no tenía la menor idea de si lograría cumplir el objetivo, ni de por dónde irían día a día los textos. Tampoco llevaba conmigo una finalidad previa (escribir una guía de viaje, una novela), pero estaba abierto a sorpresas y descubrimientos. Los ha habido.\n\nHe dejado fuera del cuaderno una gran parte de todo lo vivido. Y aunque la mayoría de los textos se han escrito directamente sobre la pantalla del ordenador, no todos los textos del cuaderno han ido al blog (ni siquiera los de mi "cuaderno mental"), ni en el orden en que se escribieron. De modo que ha habido un proceso de selección y eliminación. \n\nEl blog obligaba a un doble movimiento de exterioridad. De la exterioridad del viaje a la exterioridad del blog. El formato del post obliga, creo, a una serie de limitaciones de forma y estilo que van bien con mi manera fragmentada e impulsiva de escribir. Por otro lado, obliga a tener en cuenta el interés de los lectores. Uno escribe para comunicar además de para descubrir y descubrirse, y esto a veces ha decidido la naturaleza de los textos. También se ha establecido un diálogo y una interrelación entre los lectores y comentaristas del blog y el propio viaje. Estas influencias nunca lo han sido en el sentido de entorpecerlo o mediatizarlo, sino en el de enriquecerlo. De modo que el viaje escrito y exteriorizado ha sido mucho más intenso y pleno que el viaje solamente vivido. Sí: el blog ha influido en el viaje.\n\nSiguiendo términos del poeta José Hierro, términos que aplicaba a los dos polos entre los que se movía su poesía, podría decirse que el cuaderno se ha movido entre el "reportaje" y la "alucinación". Es decir, entre el intento más o menos naif de plasmación de lo observado y la fuga narrativa en la que han acabado casi todas las historias. Si la imaginación es el deseo en movimiento (lo decía Octavio Paz), este viaje ha sido de verdad muy estimulante. Casi todo lo escrito ha sufrido un proceso de "fabulación" o "ficcionalización". Eso no le ha quitado verosimilitud a lo narrado. La verdad de las mentiras. Todo era verdad... a su manera. Es curioso, porque hay textos muy "fabulados" que parecen más "verdaderos" que otros que son casi "reportaje". Conclusión: pierde más verosimilitud un texto cuando se plantea como "crónica verdadera" y para ello se utilizan registros ya muy antiguos (como por ejemplo la estampa costumbrista-decimonónica), que cuando se tira por otro lado y se plantea la materia como una "invención" o una "fábula" contada con técnicas de ficción narrativa. Por ejemplo, la escena del reparto de las pensiones en Paléfito y su ejemplo contrario, el relato de Stazula. Hay narraciones que planteadas como "fábula" parecen mas verdaderas que otras que se presentan como "verdaderas". Ir a la verdad a través de la fábula. \n\nQuiero dar las gracias a Isabel Pérez del Pulgar, Valdemar Canaris, Declarado Demente, J. M., José Cruz, Cristina Monteoliva, Violeta, Lu, Joselu, Laura, Ángel Pasos y Lola por sus lecturas y sus comentarios. \n\n\n\n\n\n
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