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El 17 de noviembre de 1973 los tanques del gobierno militar entraron en el recinto de la Universidad Politécnica de Atenas. Los estudiantes llevaban unos días encerrados y llamaban a la gente a la rebelión a través de una estación de radio que habían construido. Murieron decenas de personas, pero aquellas matanzas colmaron el vaso de la paciencia de los griegos con la dictadura (y también la lamentable guerrita contra los turcos en Chipre, una especie de guerrita de las Malvinas a la griega que por supuesto salió mal). Los coroneles duraron todavía unos pocos meses en el poder, hasta el verano del 74.\n\nVasilikí me lleva a tomar café a la legendaria Universidad Politécnica. Es el grupo de edificios con menos pretensiones que uno pueda imaginarse. En uno de los laterales, un largo muro que da a un parque que a su vez da al Museo Arqueológico, se arremolinan como en un enjambre decenas de yonkis de pómulos salientes y voz quebrada. Pacíficos e inofensivos, los yonkis van a lo suyo, a la vista de todo el mundo, y cualquiera puede contemplarlos atareados en sus rituales, cucharilla y aguja en mano, o bien formando animadas tertulias en torno a las litronas. \n\nDe pronto aparece la policía. El que tiene algo que ocultar o que temer sale corriendo (más bien a trotecillo ligero) y se mete a través de una verja entornada en el recinto de la universidad. Los demás se quedan en su sitio y saludan tranquilamente a los policías. Los policías llegan, devuelven el saludo, invitan a cigarrillos, ofrecen sus mecheros y se asoman a la verja a increpar a los yonkis que se metieron dentro. Se asoman, pero no entran. Los yonkis que han entrado increpan a su vez a los policías, les sacan la lengua, les hacen morisquetas, los llaman malakas, se ríen, se mofan con toda la fuerza que les permite su hilillo de voz. Los policías profieren las últimas amenazas y se van. Cuando están seguros de que han doblado la esquina y no volverán hasta la siguiente ronda (una hora más tarde), los escondidos asoman la cabeza por la verja y entre aclamaciones regresan a la multitud de los suyos. Así hasta la próxima. \n\n¿Cómo se llama este espectáculo?, pregunto a Vasilikí. "Derecho de asilo", responde. \n\n\n\n
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