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 Fue una de tantos en la “movida” de los pioneros de las carreras automovilistas, pero en su palmarés juega como factor principal el ser la primera mujer que oficialmente participó en las competiciones deportivas del motor. Camille du Gast había iniciado su afición en carreras ciclistas de la época hasta que empezó a compartir el volante con los pioneros. Su popularidad llegó, no de la mano del éxito deportivo, sino de la solidaridad que aportó en la mítica carrera Paris Madrid de 1903, donde participaba con un De Dietrich, al dedicarse a socorrer a los compañeros de carrera que habían resultado heridos en los múltiples accidentes, trasportándolos incluso a los hospitales, aun a costa de perder puestos en su clasificación
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