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  • Esta es una de esas experiencias que se te quedan grabadas en la mente de tal manera que, unos años después, aún continuo relamiéndome de placer ante el recuerdo de la noche que pasé en el Chateau Grand Barrail de Saint Emilion, a 30 kilómetros de Burdeos.\n\nEl Chateau es un castillo-palacio del siglo XIX típicamente francés, de medianas dimensiones y que está situado en el centro de un gran viñedo de unas tres hectáreas y media.\n\nEl Chateau tiene además cuatro edificios anexos que también tienen habitaciones, por lo que aconsejo que, si algún día, deciden visitarlo, se aseguren de que eligen una habitación del propio chateau. No tiene comparación una cosa con la otra.\n\nEntre todos los edificios, el Chateau Grand Barrail tiene 42 habitaciones, 9 de ellas suites. Y aquí es donde yo quería llegar.\n\nMi viaje por tierras bordolesas fue un viaje de trabajo y lógicamente todos los desplazamientos y estancias estaban contratadas por la empresa que organizaba dicho encuentro de profesionales.\n\nCuando llegamos al hotel y bajamos las maletas del autobús, nos concentramos todos en la espaciosa entrada. Allí me quedé departiendo con algunas personas hasta que se hubo repartido la mayoría de las habitaciones. Posiblemente yo sería el último o penúltimo en recoger las llaves de la habitación.\n\nNos indicaron el camino hacia ella, planta baja, pasillo de la derecha, la habitación del fondo. Pues hacia allí me dirijo.\n\nAbro la puerta, acomodo las maletas y, cuando veo la habitación que me habían asignado temí lo peor, o era una broma o era un error.\n\nLa habitación era un suite espaciosa y muy bien ambientada en el siglo XIX. Tal como entras, en la derecha nos encontramos con u cuarto de baño con jacuzzi de tres metros de diámetro, lavabos, griferías, sanitarios, todos en estilo rustico y con un juego de luces agradable que permite un buen rato de relax absoluto.\n\n\n\nAl fondo está el salón, con confortables sillones y sofás para disfrutar de la televisión o de la música que había a mi disposición.\n\nDel salón salía una esalera de madera hacia la planta de arriba. Cuando subí quedé maravillado por el dormitorio. Iba a pasar la noche justo debjo de la almena en forma de cono del castillo.\n\nLa techumbre, histórica y totalmente artesanal y la sensación de ser el dueño del castillo, te permitía recrear la imaginación soñando en fantasmas y monstruos de la época romántica.\n\nDisfruté, tengo que decirlo así, de mi suerte, aún a pesar de que durante toda la noche aquella techumbre crujía a tenor de la fuerte lluvia y los truenos que tuvimos que sufrir.\n\nPero mereció la pena.\n\nLa cena también la tomamos en el Chateau y, dentro de los cánones de la gastronomía francesa de alto nivel, fue realmente deliciosa.\n\nComo curiosidad, entrando en el chateau, a mitad de camino a la izquierda hay un pequeño bar de copas. No se extrañen si ven allí sentada a una señora que te mira pero no se inmuta tomando un martini. Es una muñeca de cera que sirve de decoración al local.\n\nAl día siguiente, lo recomendable es pasear por el vecino pueblo de Saint Emilion y disfrutar de sus calles, monumentos y museos medievales.\n\nEn definitiva, una auténtica gozada.\n\n\n\n
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  • 2008-10-20 09:18:26
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  • El Chateau "Grand Barrail" de Saint-Emilion.
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