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  • Esta es, sin duda, una de la leyendas sevillanas más conocidas e historiadas. Su veracidad ha sido comprobada y testimonio de ella es una hornacina sobre la pared que se encuentra a la altura del número 30 de la Calle del Candilejo. \n\n En esta hornacina aparece el busto del Rey Don Pedro I de Castilla, llamado el Cruel o el Justiciero, en función de quién lo haga. Está vestido al estilo de los caballeros medievales, con su corona y manto reales. \n\n Con su mano derecha empuña el cetro por una de sus puntas y lo apoya sobre su hombro por la otra. La mano izquierda descansa sobre el cintro presta a tomar la espada.\n\n Hay que recordar que, el Rey Don Pedro, aunque castellano del norte (nacido en Burgos) eligió a Sevilla para su residencia real. El Alcázar de Sevilla fue el lugar elegido para regir los destinos políticos de la Castilla de la segunda mitad del siglo XIV.\n\n Pero pasemos a la historia que dio lugar a este pequeño monumento.\n\n La leyenda y la historia dicen que, al Rey Don Pedro, le sonaban las canillas al andar. \n\n Debido a un defecto en sus rodillas (durante su infancia tuvo una parálisis cerebral que le impidió tener un desarrollo completo de su cuerpo), cuando andaba, sus rótulas crujían como nueces.\n\n A consecuencia de una conversación con Domingo Cerón, el Alcalde del Rey, quien afirmaba que, en la ciudad, no se cometía un delito sin tener su castigo, el Rey quiso comprobar la verdad por sí mismo.\n\n Una noche salió embozado del Alcázar con su capa en busca de riña. Curiosamente, en esta salida, se encontró con un enemigo odiado por él en la ciudad de Sevilla, uno de los Guzmanes, Conde de Niebla.\n\n El Rey desató su ira sobre el oponente y tras una dura lucha espada con espada, atravesó el pecho de su oponente, no dándole opciones a seguir respirando.\n\n Con el ruido de los aceros, una anciana sobresaltada cogió su candil y avanzó hasta la ventana de su habitación que daba a la calle. Allí la que descubrió la identidad de los dos contendientes. Al cerrar la ventana, aterrada de miedo por lo que había visto, el candilejo se le cayó al suelo, justo junto al Guzmán herido de muerte.\n\n Apoyada sobre la ventana, intentando imaginar lo que pasaría cuando encontrasen su candil junto al cadáver, pudo oir claramente un crujido, como de nueces al chocar, alejándose del lugar. \n\n A la mañana siguiente, en la Sala de Justicia, los Guzmanes se presentaron para exigir que se buscase al culpable de la muerte de uno de los suyos. \n\n El Rey prometió hacer lo posible por encontrarlo y concluyó: "Cuando se halle al culpable, haré poner su cabeza en el lugar de la muerte.".\n\n Pasaron los días, cuando los alguaciles trajeron a una anciana que había resultado ser testigo del lance de la muerte del Guzmán. Pero ésta se negaba a hablar como no fuese en presencia del Rey.\n\n El Rey curioso por el testimonio probó suerte en público e inquirió a la anciana; "Dinos a quién vistes en el duelo y no te ocurrirá nada".\n\n Entonces la anciana, sin mediar palabra se acercó al Rey, puso en sus manos un pequeño espejo y le dijo que mirara. "Aquí, en este recuadro, vereis la cara del asesino"\n\n El Rey de inmediato supo que la anciana sabía la verdad.\n\nEl Rey Don Pedro I de Castilla, llamado el Justiciero, cumplio su promesa ordenando llevar oculta en una caja de madera la cabeza del culpable que fue colocada tras una reja en la hornacina . \n\nTras su muerte la caja se abrio y para sorpresa de todos aparecio el busto del pendeciero monarca en el lugar del suceso, donde hoy día aún se puede contemplar. \n\n
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  • 2008-12-30 13:08:31
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  • La Cabeza del Rey Don Pedro.
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