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  • Si tu estancia en Buenos Aires coincide con un fin de semana, hay una visita que no se debe eludir, una visita casi obligada: la Feria de San Telmo. \n\nEste mercadillo al aire libre se celebra todos los domingos en la Plaza Dorrego, una plaza que está situada en pleno corazón del barrio con más tanguerías de toda la capital de Argentina, el barrio de San Telmo.\n\nPlaza Dorrego es el nombre con que popularmente se designa a la Plaza Coronel Manuel Dorrego. Ocupa un cuarto de manzana. Está delimitada por las calles Humberto I y Defensa y, cortada por otras dos calles: una paralela a Humberto I llamada Bethlem, y otra paralela a Defensa de nombre Anselmo Aieta.\n\nLas calles adyacentes constituyen un conglomerado de vías peatonales adoquinadas donde pasear y sentarse en un café, muchos de ellos con las mesas en la calle, a disfrutar de la vida que trasiega calle arriba calle abajo mientras un sorbo de infusión te adereza la garganta y te agita el corazón. \n\nEso, en el caso de que en el mismo establecimiento no exista un show de tango que te haga emerger sentimientos acaso olvidados en tu memoria.\n\nLos domingos, la Plaza Dorrego se transforma y permite que 270 tenderetes de hierro y tela emerjan con los objetos en venta más extraños que uno pueda imaginarse.\n\nSon puestos de venta para curiosos venidos de todas partes del mundo. Si quieres encontrar una moneda antigua, San Telmo es tu lugar. Si quieres un disco de vinilo que no logras localizar, San Telmo es tu sitio. Si quieres una pieza de una máquina de coser antigua, quizá no te la vendan, pero es muy posible que encuentres otra máquina de coser exactamente igual. Así es San Telmo, un canto al valor de lo antiguo.\n\nEl reglamento de la Feria es un documento amplio, pero la Regla de Oro, la regla que nadie osa incumplir, es que todos los objetos que se vendan tienen que tener, al menos, setenta años de antigüedad. No hay engaños.\n\nPero alrededor de estos funambulistas del comercio de recuerdos y antigüedades, florece otro mercado de artistas callejeros que, por unas monedas, permiten que te hagas una foto con ellos donde lo destacable del retrato, lógicamente, es su vestimenta o su fisonomía.\n\nEl Mercado de San Telmo es un reguero de curiosidades materiales y humanas. Allí podemos encontrar de todo y encontrarnos con personajes de lo más pintoresco y extraño, desde el típico "Gardel" hasta la más "loca" viejecita del lugar que pelea unas monedas con su trompeta en la boca y su equipo musical a base de desechos.\n\nSin duda es un lugar en el que no te aburrirás. Sobre todo si mides tu ingenio con los bonaerenses a la hora de regatear el precio de la pieza de coleccionista más insignificante del mundo. Para el vendedor siempre será un recuerdo del que sólo se separarán si el pago es sustancioso, aunque no lo valga.\n\nUna pregunta con respuesta. ¿Cómo se reparten los puestos en la feria?.\n\nComo desde sus inicios, en 1970, se repartieron los espacios entre los primeros vendedores (con el plus de no tener un costo y ser titular vitalicio), por eso conseguir un puesto de venta de antigüedades es una cuestión de suerte. Por un stand, las personas son capaces de esperar cinco, seis, siete... y se conoce algún caso de hasta casi veinte años.\n\nLos puestos pueden ser liberados por tres razones: la muerte del titular o permisionario; el abandono del puesto de venta, por decisión propia del titular, o por incumplimiento del reglamento. \n\nLas obligaciones son muchas. Por ejemplo, los permisionarios, es decir los titulares, deben atender personalmente sus puestos de trabajo. No pueden ser reemplazados y los domingos sólo pueden ausentarse del stand dos horas, como máximo. Además, la ubicación inicial de cada uno de los puestos debe respetarse tal como fueron ganados en el sorteo.\n\nPara asegurar el cumplimiento, el Museo de la Ciudad delegó supervisores que se encargan de vigilar la feria cada domingo. \n\nUna vez que se reúne un número considerable de puestos vacantes durante el año se realiza un sorteo. En el último sorteo había casi ochocientos optantes a los puestos vacantes, que sólo eran trece. "¡Es como ganarse la lotería!".\n\n

    Una penúltima curiosidad. ¿Queréis saber cómo nació este Mercado de San Telmo?\n\n

    Ahí va la historia. En 1970, se inauguró en la Plaza Dorrego la Feria de San Pedro Telmo, por propuesta del Museo de la Ciudad. Se estableció que prácticamente todas las cuadras, casas y frentes, eran una reserva de la arquitectura vieja de Buenos Aires. \n\n

    La Feria iba a ser una sala al aire libre del Museo. Todo lo que se vende en la Feria de los domingos, formó parte de las casas viejas de la Ciudad de Buenos Aires. El éxito que la Feria tuvo desde el inicio le dio más vida al barrio. Pronto se transformó en uno de los lugares más visitados por los turistas y permitió el crecimiento no solamente de quienes tienen puestos, sino también de los anticuarios de los alrededores, de empresas de turismo y de los comerciantes de la zona.\n\nOtra curiosidad más. A la Feria de San Telmo parece que le ocurre el mismo fenómeno que les pasa a las obras que son consideradas clásicas: nunca se agota. \n\n

    Por lo menos así lo demuestra la valoración que hizo la revista National Geographic Travel, en su última edición de 2008, al incluirla en segundo lugar, en su ranking de las ferias callejeras más importantes del mundo, "Top 10 Shopping Streets".\n\nYa sabéis, en Buenos Aires los domingos de diez de la mañana a cinco de la tarde tenemos una visita obligatoria. Vitrolas, discos de vinilo, ropa antigua, alhajas, fantasías, postales, almanaques, libros, herrajes, lámparas y un sinfín de adornos y curiosidades. Todo esto encontraremos en la Plaza Coronel Manuel Dorrego ese día y a esa hora.\n\n\n\n\n\n

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  • 2009-03-04 11:42:23
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  • La Feria de San Telmo, en Buenos Aires.
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