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  • A 51 kilómetros de Soria capital, y a menos de dos kilómetros de la hermosa población de San Leonardo de Yagüe, formando parte del impresionante paraje conocido como el Cañón del Río Lobos, un pueblo -Arganza- descansa en soledad mientras los tejados de sus casas van desmoronándose poco a poco, heridos mortalmente por el tiempo y la dejadez de los que un día fueron sus habitantes: nueve, si hemos de fiarnos del Censo del año 2004.\n\nEl visitante que llega por primera vez a Arganza, tiene la curiosa sensación de que en cualquier momento un niño puede salir corriendo de una casa y cruzar despreocupadamente la carretera que, en excelente estado de conservación, se dirige -alternando rectas y curvas como una formidable serpiente de alquitrán- hacia la cercana población de Santa María de las Hoyas, y más allá, en dirección a Peñaranda de Duero. Pero aunque nunca está de más extremar las precauciones, difícilmente podrá llegar a ver a algún ser humano, a excepción de aquellos que continúan viaje por la carretera, sin detenerse siquiera a echar un vistazo empujados por la curiosidad.\n\nSin embargo, aquél otro que sí lo hace, sin importarle emplear algunos minutos de su tiempo en pasear por sus calles desiertas, pronto se dará cuenta de que el silencio no es, si no, circunstancial y le bastará dirigir su mirada hacia el cielo, para convencerse enseguida de que, en realidad, no está solo.\n\nEn efecto, sin precisar situarse en un punto especial de observación, disfrutará, sin duda, del inolvidable espectáculo de observar impresionantes bandadas de un auténtico símbolo de la comarca -el buitre leonado- evolucionando libremente por el cielo, semejantes a cometas cuyos hilos manejasen las manos invisibles de unos niños, cuya evolución las circunstancias han querido que terminen de convertirse en hombres en cualquier otro lugar.\n\nSi es observador, se dará cuenta, también, de que por alguna curiosa razón, o quizás porque el fenómeno responde tan sólo a la casualidad, éstos evolucionan planeando en círculo por encima de la iglesia románica, cuya advocación está consagrada a San Juan Bautista Degollado, así como por el pequeño cementerio situado en el punto más elevado, desde donde se puede contemplar una vista que abarca el pueblo entero.\n\nTal vez, empujado por la casualidad, mientras se dirige hacia ésta, la nostalgia le haga recordar esa antigua y entrañable serie de Televisión Española, conocida como 'Crónicas de un pueblo', y haciendo uso del poder de su imaginación, crea ver al cartero, zurrón al hombro, subiendo penosamente la cuesta algunos metros por delante de él, con una mano atusándose nervioso su poblado mostacho y con la otra agitando una carta en dirección al señor cura que, escoba en mano, ladea pesaroso la cabeza, encomendándose a Dios, mientras despeja de polvo y hojas la entrada de la iglesia.\n\nPuede que se imagine, también, al maestro impartiendo una clase práctica por los alrededores del pueblo, haciendo recuento, displicente, suspirando con alivio al comprobar que no se le ha perdido ningún niño; o que se recree, escuchando vehemente, los comentarios de las comadres, mientras observa cómo los restos del jabón con el que frotan la ropa se aleja rápidamente río abajo, hasta perderse definitivamente de vista.\n\nRecorriendo la nave exterior de la iglesia, no dejará, tampoco, de sorprenderse al contemplar las curiosas figuras labradas en la piedra de los capiteles, preguntándose, intrigado, qué mensaje quería señalar el artista medieval al representar imágenes y símbolos de curiosa idiosincracia. Pensará en una clara influencia de origen oriental, al contemplar a dos fieros leones devorando a una presa y no dejará de preguntarse por el significado de un curioso símbolo -la piña- perfectamente labrado por encima de ellos.\n\nSin saber la razón de que los capiteles están parcialmente lapidados, se encontrará, poco después, con varias figuras de terrorífica apariencia y características genuinamente mitológicas que, posiblemente basadas en los antiguos mitos helenos, le harán recordar las fantásticas historias de dioses, monstruos híbridos y héroes que hace mucho tiempo, y poco menos que de pasada, constituyeron la materia de estudio en su formación escolar. Incluso creerá distinguir, eso sí, echando mano otra vez del portentoso poder de su imaginación, una curiosa figura que le recordará el milagro del gallo decapitado o, en su defecto, le sugerirá una simbología de carácter decididamente gnóstico en una iglesia cristiana.\n\nDetenido frente al pórtico de entrada, no dejará de observar, en absoluto, las escasas marcas de cantería que, como una señal de identificación, le inducirán a preguntarse por su auténtica finalidad.\n\nMás tarde, dejándose acariciar por los rayos del sol, así como también por el aire fresco de la sierra, que de vez en cuando le obliga a subir un poco más la cremallera de su anorak, ascenderá la colina en dirección al cercano cementerio y desde la verja de la puerta observará, intrigado, que los deudos descansan en paz, aunque no en un olvido definitivo. Le sugerirán esa impresión, los ramos de flores que, aunque artificiales pero en excelente estado incluso de color, ofrecen testimonio de una cercana visita y supondrá, en buena ley, que, después de todo, el fenómeno de la migración no ha llevado demasiado lejos a unos parientes que seguramente hoý día residan en lo que en tiempos constituyera, según dicen, un barrio de Arganza: San Leonardo de Yagüe.\n\nDe vuelta otra vez en dirección a donde ha dejado estacionado su vehículo, se detendrá pensativo al darse cuenta de un detalle que ha pasado por alto, e imaginará que esa mesita y esos bancos de piedra blanca situados junto a la entrada de una casa ofrecen, inmóviles y en silencio, testimonio de pasadas reuniones familiares; de comidas compartidas, y posiblemente -¿por qué no?- de agradables conversaciones, estivales y nocturnas, a la mágica luz de las estrellas.\n\nEn definitiva, una visita al despoblado de Arganza no dejará, de ninguna manera decepcionado, al visitante que un día, empujado por el destino, se deje caer por allí.\n\n\n\n
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  • 2007-11-29 11:06:11
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  • Arganza: crónica de un pueblo abandonado
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