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  • \n\nAmanece sobre el oasis de Kashan... Desde mi ventana observo fascinada como la luz se extiende sobre la alfombra de árboles y casas. Las desnudas colinas al fondo otorgan su auténtica dimensión de paréntesis de verdor, sombras y vida al secarral que es la meseta irania. Y en ella hay que sumergirse para ir en busca de otro oasis-pueblo: Abianeh.\n\n\n\nHe pasado una mala y larga noche del alma y preciso dormir durante el trayecto así que cuando llegamos y despierto me coge por sorpresa el cambio de paisaje: aire purísimo de montaña, roja tierra y laderas empinadas... Empezamos el paseo pero hoy prefiero ir la mayor parte del tiempo sola.\n\n\n\nDesciendo callejuelas sinuosas entre casas de rojo adobe con hermosos balcones de trabajada madera. Los árboles que superan tapias y tejados brindan sombra y juegos de luces a mis pasos. Camino en silencio dejando que la serena y sencilla belleza de este pueblo acune mi tristeza. Bajamos hasta el cauce seco del río y remontamos la colina desde donde la mirada abarca completo el oasis y las montañas que lo abrazan. Al bajar un lugareño nos invita a nueces recién cogidas del árbol.\n\nAhora toca subir de nuevo, volver a las píndias calles para localizar la pequeña mezquita con su balcón abierto al valle y donde encontramos a dos parejas de españoles que viajan por libre. Otro día será, hoy no estoy para conversaciones, hoy prefiero sentarme a contemplar como esa parra ha trepado por la altísima columna y ahora se refleja en el estanque del patio, como la brisa traza pequeñas ondas en la superficie del agua, como un gorrión juega al escondite entre las ramas.\n\nEmprendo el regreso... la casi soledad que encuentro a mi paso me permite llorar en silencio de tanto en tanto pero me es imposible, pese a todo, no reparar en esas mujeres vestidas con faldas y panuelos de flores a las que robo unas fotos-recuerdo ¡Qué poco me gusta hacer eso!. Además me parece que en ellas se junta el orgullo de mantener el uso de las vestimentas tradicionales y hablar el persa más puro con el hartazgo de vivir en uno de los lugares con más encanto del país y saberse objeto de fotográfico deseo.\n\n\n\nNi los Termalgines, ni la siesta al mediodía lograron el objetivo de terminar de infundir ánimos en este febril cuerpo, tal es el poder del espíritu. Solo la belleza del recorrido por el centro histórico de Kashar, solo las salas y los patios de las hermosas Casas Históricas, solo el solitario paseo por sus luces, sus sombras y sus silencios, solo eso terminó obrando el milagro y cuando llega el merecido descanso en una cheikane o tetería, al llegar al temprana noche, he recobrado la paz, el ánimo y la sonrisa. Cuando a la hora de la cena nos reunimos ante las bandejas de comida y ataco el yogurt con ajo con el ansia que da un día de ayuno sé que, por fin, el dolor y la tristeza son cosas del pasado.\n\n\n\n\n\n\n\n
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  • 2007-12-08 13:26:26
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  • Cartas desde Irán -10-
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