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Viento en el mar, levantando marejada y haciendo de la proa del barco perfecta mecedora para mi necesario dormir.\nViento en El Echedo. Por allí busqué silencio y soledad la primera tarde y no encontrando lo primero (por culpa de esos aires que bajan veloces de la montaña) acompañé la segunda de música y tiré a andar por caminos-calles que atravesaban negros campos de picón sembrados de parras, tan negros los unos y verdes las otras que el contraste hería y fascinaba. Pasé junto a casas anodinas y junto a hermosas casas (las más) cubiertas de piedra volcánica sembrada de mil marrones,grises y negros; la mayoría con la tradicional planta en "L", pero también tropecé con hermosos ejercicios de arquitectura que enriquecían la idea original con una pared curva, un gran ventanal o un juego de volúmenes inaudito. Me envolvía un cielo gris, típico de esta vertiente de la isla, del que debo escapar lo antes posible porque tiene la capacidad de dejarme sin ánimo y con tendencia a la melancolía. Pero esa tarde acababa de llegar, aún no había tenido tiempo de impregnarme y pude disfrutar de cada revuelta del camino como se merecía. Un lugar para perderse...\nPero viento también en la pequeña ermita de la Virgen de los Reyes y la cercana cueva donde (dicen) se apareció y donde también (dicen) tanto se siente la energía de la isla.\nViento, por supuesto, en El Sabinal, lugar tan expuesto a los fuertes alisios que solo conoce un tipo de arbol, la sabina, y esta, para poder sobrevivir, se ha inclinado, retorcido y adaptado regalándonos una bellísima lección de inteligencia natural.\nEn fin...viento estos tres días a todas horas y en todo lugar, pero no siempre es así. También está El Hierro en primavera, con laderas tan verdes y llenas de flores que parece Suiza. Y El Hierro del Mar de las Calmas, paraiso de submarinistas cercado por hermosas y yermas colinas. Y El Hierro de las cumbres con sus pinares supervivientes de mil fuegos. Y El Hierro de Frontera con su Golfo impresionante y sus paredes casi verticales. Y El Hierro telúrico, primigenio y primitivo donde poder oir el eco de la Madre Tierra en esas coladas que llegaron hasta el mar y que precisarán de miles de años para ser conquistadas de nuevo por la vida.\nMil Hierros, mil imágenes distintas en la más pequeña de las Islas Canarias.\n \n
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