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 Todos los viajes tienen momentos únicos, irrepetibles, que se quedan grabados a fuego en la retina, la piel y el corazón. La playa de Bir Ali me regaló uno de esos.\n\nHabíamos salido temprano de Al-Mukalla y tomado la carretera que lleva hasta Aden. La primera parada sería en el puerto de Qana, enclave fundamental en la Ruta del Incienso en donde recalaban el oro, las sedas, las maderas nobles, las pieles y las especias y desde donde se iniciaba la ruta terrestre que acercaba a Europa los lejanos tesoros. Nada me preparó para lo que allí encontramos: un estercolero. Con el tiempo nos acostumbramos a encontrar de vez en cuando poblaciones cuyas calles desconocían el significado de la expresión "mínima limpieza" pero aquella primera vez impactó. Qana es hoy en día una serie de desvencijadas viviendas alrededor de una desvencijada mezquita rodeadas por kilos y kilos de basura. Ni rastro de pasados esplendores y riquezas.\n\nSirvió para compensar la decepción la posterior ascensión al Kharif Sharan, crater cercano que guarda en su interior una laguna turquesa y que nos permite disfrutar de unas increibles vistas de la linea de costa y el Mar Arábigo. Me siento a contemplar una inmensidad casi intacta, solo apenas tocada por la linea de asfalto, logramos que por un instante se haga el silencio en el bullicioso grupo y me sumerjo en el viento y en un paisaje que me resulta tan cercano, tan familiar... ¡¡¡Pues claro!!! ¿como no va a resultarme familiar? estoy viendo el sur de Tenerife, la zona entre la Tejita y El Médano desde Montaña Roja, la estoy viendo tal y como debieron ser antes de que se construyera la primera casa, antes de que el hombre la invadiese. Los mismos colores, parecida orografía, el viento omnipresente... durante solo 5 minutos añoro mi isla.\n\nY después la playa de Bir Ali. Inmensidad blanca, aguas cálidas y turquesas, chamizos de paja por alojamiento, baños prolongados para combatir el calor, pescado frito recién pescado en comedor de palmas, ascenso al atardecer al promontorio de Husn al Ghurab, nube de gaviotas negras y amenazantes que nos hacen recordar aquella película de "Los pájaros", paseos nocturnos entre cientos de cangrejos blancos que huyen despavoridos ante nuestra presencia, colchoneta para dormir en la arena, ratos de compañia y ratos para la soledad.\n\nPero, sobre todo, Bir Ali es en mi recuerdo un largo baño solitario bajo una luna llena de ensueño que llevaba su luz hasta el mismo fondo de aquellas aguas absolutamente cristalinas. Es quitarme el bañador y dejarme flotar de cara a aquella luz azul. Es cerrar los ojos y sentir que el mar y el cielo te pertenecen. Es dejarse arrastrar por la suave corriente. Es bucear una y otra vez para ver a la luna jugar con el agua. Es un instante perfecto. \n
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