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 \nA la temprana hora en que empezamos a recorrer Taiz ya se observaba un inusual movimiento de gentes. Íbamos a visitar la mezquita de Al Ashrafiya, una de las poquísimas visitables por no musulmanes en todo el país gracias a que llevan años restaurándola, y la más hermosa de la ciudad. No espere ver el viajero nada parecido a lo visto en Estambul, Isfahan o El Cairo, en Yemen la arquitectura religiosa es sencilla. Adobe, cal, piedra... pero tan diferentes de unas regiones a otras. Y tan bellas. \n\nPues lo dicho, en lo que callejeábamos nos cruzamos con varios grupos de adultos y de niños, tanto de hombres como de mujeres, que portaban banderines y pancartas, cintas de pelo y pañuelos todos con el dibujo del caballo negro sobre fondo azul, el símbolo del partido del presidente. Tenía toda la pinta de haberse convocado un acto de cara a las muy cercanas elecciones, algo que no nos afectaba lo más mínimo. O eso críamos.\n\nAl terminar nuestra visita los chóferes nos informaron que el mismísimo presidente Abdelah Saleh iba a dar un mitin a las afueras de la ciudad y eso era lo que tenía a media ciudad movilizada. Nosotros enfilamos la autopista hacia Jibla y desde el minuto uno fuimos encontrando camionetas y coches cargados de seguidores. Y cada vez más y más vehículos se iban sumando a aquella alegre caravana. Porque si uno se olvidaba del punto dictatorial de su gobierno, si uno olvidaba las "sutiles" presiones a la población, si uno hacía un kit-kat moral lo único que veía era entusiasmo, alegria y motivo de fiesta. Miles de personas que acudían a ver al lider, al que reunificó y pacificó el país, el que estaba llevando a Yemen hacia el futuro...\n\nNo fuí capaz de sustraerme a aquello y me dejé llevar. Saqué el cuerpo por la ventanilla, me senté en la puerta y agarrada del portaequipajes me dedique a hacer fotos jaleada por los que pasaban a nuestro lado. El sol de plano, la polvo levantado a nuestro paso, los saludos de la gente, las sonrisas en sus caras, los puños en alto. Yo también reía con ellos, y saludaba, y disparaba la cámara una y otra vez. Me dejé arrastrar por el entusiasmo de aquellos cientos de personas... y disfruté como una niña chica.\n\nLa fiesta terminó para nosotros cuando nos vimos atrapados en un carril secundario sin posibilidad de avanzar o retoceder y ante la perpectiva de tener que esperar a que el mitin terminase para poder salir de allí. Como nada 4 ó 5 horas de espera. Y encima separados del resto del grupo. Pero entonces intervino nuestro querido Alí que no viendo otra solución se fué a buscar a los militares. Ordenaron mover un par de coches mientras colocábamos piedras en el terraplen que permitiesen al Toyota remontarlo, consiguieron hacer un pequeño pasillo en la carretera y logramos salir. Y todo con suma amabilidad y eficacia. Y con la colaboración y apoyo de la gente.\n\nFinalmente un buen comienzo para un largo día. \n
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