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  • \nTe voy a contar un cuento. Otro cuento.\n\n"Érase una vez un inmenso y bello país llamado India sobre el que reinaba un emperador de nombre Sha-Jahan. Guerrero valiente y buen gobernante, amaba la música, el teatro y la poesía casi tanto como a su imperio. Sin embargo no sebía aún lo que era el amor verdadero y su corazón estaba triste.\n\nHasta el día en que conoció a Muntaz Mahal, la hija de uno de sus ministros. En el mismo instante en que sus miradas se cruzaron ambos supieron que vivirían juntos el resto de sus vidas. Y así fué como Muntaz y Sha-Jahan se convirtieron en esposos inseparables tanto en tiempos de paz como de guerra, porque tras la batalla solo en los brazos de su amada recuperaba el emperador sus fuerzas. \nPasaron los años, llegaron los hijos y hasta diez niños nacieron de aquel inmenso amor, su felicidad era completa. El reino prosperaba, los hijos crecían sanos y fuertes y ellos seguían amándose como el primer día. Hasta el momento en que durante el parto de su decimoprimer hijo el gran corazón de Muntaz dejó de latir y l emperador quedó sumido en una tristeza tan grande que nada ni nadie era capaz de consolarlo.\n\nPero una tarde en que paseaba por los bellos jardines del palacio imaginó un monumento en el que poder hacer descansar a su amada, una canción escrita en marmol blanco que le gritase al mundo entero cuan grande era aún su amor. Llamó a los arquitectos y artistas más famosos, les transmitió su idea y, rápidamente, de todo el reino empezaron a llegar artesanos dispuestos a calmar con su trabajo el dolor de su señor. Once años tardaron en construir lo que llamaron el Taj Mahal, once años durante los que el emperador depositó un poco de su amor en cada una de las piedras del que se convertiría en el edificio más hermoso y perfecto jamás construido por el hombre.\n\nPero mientras el Taj Mahal crecía, en la sombra, alguien conspiraba contra Sha-Jahan. Uno de sus propios hijos, Aurangazeb, educado por sus preceptores de forma tan rígida que solo sabía de guerras y conquistas, decidió que amor, arte y belleza no eran suficientes para gobernar un país y, arrebatándole la corona, le mandó encerrar en el Fuerte Rojo. No se resistió, su último regalo a Muntaz Mahal estaba terminado y él unicamente pidió que desde las habitaciones donde lo confinasen se pudiese ver perfectamente el Taj.\n\nY pasaron los años, y llegó un momento en que el anciano emperador ya no pudo acercarse hasta el balcón, pues las fuerzas no lo sostenían, y entonces ordenó colocar un enorme espejo a los pies de su cama. Y así, contemplando a todas horas el lugar donde descansaba el gran amor de su vida murió un día, feliz por poder ir a reunirse con su amada Muntaz, pues estaba seguro de que su corazón lo guiaría a través de las estrellas hasta el lugar donde ella lo esperaba."\n\nPor eso, viajero, si un día vas a la ciudad de Agra no te olvides de subir hasta las habitaciones reales del Fuerte Rojo. Busca allí un banco de piedra que hay en un balconcito y siéntate a observar el Taj Mahal rio arriba, tras el recodo, surgiendo entre la bruma, como tantas veces lo vió Sha-Jahan.\n\nY no te preocupes si entonces se te cae una lágrima.\n\n
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  • 2007-07-26 01:13:13
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