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 \n \nKawkaban se alza sobre el llano, imponente, segura de sí misma, inexpugnable durante siglos hasta que la aviación dobló su orgullosa cabeza allá por 1962.\nLa aldea fortaleza nació para dar cobijo a los habitantes de Kawkaban-Hadramut, la ciudad en el valle, e invencible permaneció hasta ese momento. Una sola puerta atraviesa sus murallas y para llegar hasta ella hay que subir por un único camino totalmente controlado por los defensores. En lo alto de la montaña almacenes, cisternas y equipamiento pensados para resistir cualquier sitio.\n\n\nImpresiona asomarse a los límites del pueblo,colgados sobre el abismo sin ninguna protección. Impresiona la llanura interminable sobre la que se levanta. Impresiona la pureza del aire en la mañana y la oscuridad absoluta en las noches. Impresiona el silencio cuando sus habitantes se recogen después de otro día de trabajo. Impresiona agradablemente este funduk en el que dormiremos y en el que junto al comedor hay un salón para el qat que nosotros usaremos para charlar alrededor de un delicioso té. \n\n\nAquí, durante la noche, la luz eléctrica se va con suma frecuencia y por eso para mí Kawkavan son los paseos con la ayuda de una linterna, las vitrales multicolores de las ventanas iluminados por las lámparas de queroseno, las revueltas por callejuelas desconocidas intentando volver al funduk y sin preocuparse demasiado por no hallarlo, las conversaciones con los compañeros a media voz porque el silencio pide ser apenas mancillado para que la magia no se rompa, las luces de la llanura que rodean esta montaña con sus brillos anaranjados pues ellos son más importantes, a ellos no les falta la luz.\n\n\nKawkaban tiene en mi recuerdo unas mañanas impresionantes y una noches cargadas de magia. \n
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