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Y marcharnos a París, esa ciudad grande, bella, llena de encanto, capaz de enamorar a dos desconocidos según dicen los más atrevidos. \nDesde el cielo raso se puede ver en los días despejados la cúspide de esa torre a la que llaman D'Eiffel. \nY si te pierdes por sus calles que simulan un ambiente parecido al del siglo XVIII, llegaras a descubrir esa iglesia en la que el jorobado se enamora perdidamente de una gitana que ofrece espectaculos con su divertida cabra.\nPero sin duda alguna, el lugar más parecido al paraiso son los jardines tanto Les Jardines du Luxemburg como Le Jardin des Tuileries. Tumbarte en el césped y respirar. Respirar ese olor característico de la primavera, respirar la primavera, respirar rosas, jazmines, césped recien cortado. Oír. Oír niños corretenado, pájaros cantando, el agua caer de las fuentes, gente hablando un idioma extranjero.Oir la primavera. Ver. Ver el mundo a ras del suelo.Ver la primavera. Sentir. Sentir el sol sobre tu espalda, sobre tu cuerpo. Sentir la primavera...\n
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