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  • Aquel día me levanté a la misma hora de siempre, ya que en el hotel donde me alojaba servían el desayuno hasta una hora en concreto, y si no me lo quería perder, debía de activarme pronto. Ya en la calle me desconectó rápidamente del bullicio envolvente de la ciudad y tras la elección del método random del ipod, le doy al play y rápidamente me llega el sonido de Sleep the Clock Around de los escoceses Belle & Sebastian. Justo cuando empezaba a sonar las primeras notas de Franz Ferdinand, que por pura coincidencia también son de Glasgow, Walk Away, delante mío veo cruzarse a un grupo de personas con el nombre de “La liga de los pelirrojos” llevando consigo una pancarta donde puede leerse en unas letras de color rojo chillón que estallaría un “Escándalo en Bohemia”. Gritaban también a viva voz a favor de una tal “Gloria Scott”, así que antes de la cosa fuera a más, decido entrar en el metro. Me encontraba en Paddington y mi intención era la de acercarme a Westminster, así que disponía de dos alternativas, la Circle (amarilla) o District (verde), con lo que cogería el primero que llegase. En las caras y los comentarios de la gente se reflejaban los nervios del retraso considerable del metro, por suerte yo tenía mis oídos pendientes de los londinenses Coldplay y su éxito Viva la Vida.\n\nAunque el vagón iba hasta los topes, un hombre consiguió hacerse con un amplio lugar en el centro del mismo, y con un spray pinto un “Circulo rojo” en el suelo, a continuación se quitó una máscara mostrando a todos los presentes que tenía “La cara amarilla”. De pronto “Un jorobado” apareció en escena e iba repartiendo entre la gente “Las cinco semillas de naranja” que llevaba guardadas en una bolsa, al mismo tiempo que otro individuo gritaba que aquello era “El ritual de los Musgrave”, una obra que representarían durante tres semanas en el teatro “Shakespeare’s Globe” ubicado en Bankside. Reponiéndose del sobresalto inicial la gente respondió con tímidos aplausos, los miembros del grupo limpiaron el suelo y en la primera parada se bajaron no sin antes decir que eran “Tres estudiantes” del “Colegio Priory”. Poco después el que se bajaba era yo. Al dirigirme a la salida, un hombre se me acerca diciéndome que yo era “El cliente ilustre” que sabia apreciar el valor de las cosas. No era más que un viejo anticuario lleno de extraños objetos depositados en una pequeña mesa de camping. Me ofrecía “Las gafas de oro”, que según el, habían estado propiedad de el “Negro Peter”; “La diadema de Berilo” o “La estrella de Plata”, ambas se las compro nada más que al “Constructor de Norwood”, según decía. De reojo me di cuenta que una chica se detenía a curiosear las reliquias y al ver que el viejo vendedor se le acercaba, aproveche una nueva oleada de gente recién salida de otro metro para irme de ahí al ritmo de los Madness y su más que famoso One step beyond.\n\nTras dar un vistazo rápido al Parlamento, me dirijo en busca de Great George St en dirección a Saint Jame’s Park. Por el interior del parque, prácticamente uno se puede aislar, ni que sea por un breve instante de coches y gente, así que cuando suenan los Housemartins con Build, todo me parece muy relajante. Salgo de este por Queen Victoria Memorial, delante mismo del Buckingham Palace, y como por arte de magia el reproductor me da las notas del Bohemian Rapsody de Queen. Giro a la derecha y me encamino por The Mall, que me llevará hasta Trafalgar Square. Hacia la mitad de la calle me encuentro con un hombre hablando en un idioma desconocido para mi, de pronto se me acerca por detrás otro y me susurra al oído que el trabaja de “Interprete de griego”, que es precisamente lo que estaba hablaba aquel tipo. Al parecer era un “Escribiente del corredor de bolsa” y quería saber como llegar hasta el Banco de Inglaterra. Continúo mi camino y veo como a una “Ciclista solitaria” se le cae un libro, cuyo título es “El vampiro de Sussex”, intento llamarle la atención pero no me oye, así que lo dejo en un banco.\n\nAl llegar a la plaza, vuelvo a girar a la derecha en dirección al Támesis por Northumberland, cuando estoy cerca del final de la calle, me doy cuenta que enfrente mío se levanta un bonito pub y me digo que quizá sea hora de comer alguna cosa, aparte de que el nombre, Sherlock Holmes”, es sugerente y me da buenas sensaciones, no se bien porque. Opto por sentarme en la barra y pedir el plato del día, “Pie de diablo”, vete a saber lo que es, y para beber una pinta de “Charles Augustus Milverton”, una cerveza casera hecha por ellos mismos, en una granja de las afueras llamada “Shoscombe Old Place”, aunque ellos prefieren nombrarla “Finca de Cooper Beeches”. Mientras me espero a que traigan la comida me dedico a observar el curioso local y a la gente que allí s encuentra envueltos en un magnífico decorado de pipas, violines y manuscritos colgados en unas hermosas vitrinas. En un rincón apartado, un hombre tiene toda la pinta de ser un “Aristócrata soltero”, más allá se oyen los gritos de una discusión que mantienen tres individuos sobre “Los planos del Bruce-Partington”, uno de ellos dice que son auténticos y que la prueba es el “Signo de los Cuatro” que se puede ver perfectamente en una esquina del documento. De pronto noto como si alguna cosa me estuviera lamiendo la pierna, doy un bote y a mi lado hay un enorme perro observándome con cara de bobo. El amo que ha visto lo ocurrido me pide disculpas y le hace una indicación, “Baskerville” se llama la bestia peluda, el cuál tras un largo bostezo se dirige tranquilamente hacia el. Ya con la comida en mis manos, aprovecho para leer el periódico y entre todas las noticias hay que una que me llama la atención. Al parecer un “Enfermo interno”, que al parecer es un “Hombre con el labio torcido” y que sufría un leve “Caso de identidad”, se había fugado del “Pabellón Wisteria” del manicomio “Abbey Grange”, situado en el “Valle de Boscombe”. Tres días después había sido hallado en una “Casa vacía” con “Seis Napoleones” en las manos. Noto de nuevo los lametones del maldito perro y me doy cuenta que me ha dejado una “Segunda mancha”, así que opto por irme. Antes voy ha hacer una breve visita a los lavabos, de camino en una sala contigua veo como un grupo de “Bailarines” acaba su función, no si antes realizar un bis con una pieza titulada “Último saludo al escenario”. Justo antes de salir doy un último vistazo al local, y veo que el chucho ya tiene a una nueva victima.\n\nAntes de regresar al hotel, decido de pasarme por el 221b de Baker Street, donde me han recomendado realizar una vista a una de estas casas museo que se están poniendo de moda. En esta parece ser que el escritor Arthur Conan Doyle hizo vivir a su personaje más famoso, junto con un doctor llamado Watson. En la pequeña tienda que hay justo al lado decido comprarme un libro, pero como no se cual coger, me dejo aconsejar por el dependiente, quien no tiene ninguna duda sobre que ejemplar debo llevarme. Al cabo de poco, salgo de allí con “Estudio en escarlata”. Como que el tiempo y las ganas acompañan, decido de hacer un trozo del camino de vuelta a pie, no sin antes volver a desconectarme del ruido. Esta vez la canción seleccionada es Russian shep de Frank and Walters.\n
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  • 2010-04-28 14:36:05
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  • Londres, Música y Holmes /pequeño homenaje a sir A.C.D.
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