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\n \nDurante mi reciente estancia en Francia, he tenido ocasión de leer su prensa económica. Los problemas que se desgranan en ella son tremendamente parecidos a los nuestros: crisis financiera, cierre de empresas, paro, riesgo de deflación... Las previsiones de futuro, sin resultar tan negativas como las españolas, tampoco son halagüeñas: caída de un 3% del PIB en 2009 y una contracción del 0,2% para 2010. Este decrecimiento vendrá acompañado por un aumento notable del paro (alrededor de "sólo" el 9% frente a nuestro terrible 17%) y del déficit público. \n\nLos franceses sobrellevan a su manera la crisis. Se han vuelto más ahorrativos y utilizan cada vez con mayor frecuencia el intercambio de todo tipo de bienes y servicios para satisfacer sus necesidades. Reciclan cada vez más y recurren a la autogestión familiar y vecinal. No dejan (mon Dieu!) de ir al restaurante, pero buscan menús que conjuguen atractivo y economía. Los establecimientos se han adaptado rápidamente a la situación. Las cartas ajustadas proliferan y las tapas triunfan, con su nombre español original (no las han reconvertido en invención gabacha, por el momento). La lencería y los libros, también. Los placeres terrenales siempre pueden acomodarse al presupuesto. \n\nY por supuesto, pese a las dificultades, la Francia más turística relumbra ofreciendo su mejor cara. Que no es, por cierto, la que mostraron algunos parroquianos ante la derrota de Nadal en Roland Garrós . Y es que les revienta no destacar en todo...\n\n \n\n\n
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