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  • Salimos muy temprano de Praga, agotados ya que en esta ciudad casi todo el recorrido hubo que hacerlo a pie, sus calles son muy estrechas y el autocar que llevábamos era enorme. \n\n\n \n\n

    Mi primer pensamiento al escuchar el despertador fue: “bufff, que horror, vaya madrugón, no creo que aguantemos otro día como el de ayer, diez horas caminando de un monumento a otro es agotador. Había merecido la pena, la ciudad de las cien torres (así la llaman) se había portado bien, era tan hermosa como me habían dicho (no creo que las otras ciudades que vamos a visitar, me gusten tanto. \n\n\n \n\n

    Ya en el autocar, lo primero que hicimos fue salir corriendo para ver si podíamos coger los mismos asientos (me sentaba “a cuerno quemado” el que las personas se cambien de sitio a su antojo, dependiendo del lado que sople el aire. Me gusta coger un lugar para dejar mis cosas y permanecer en él durante todo el camino. \n\n\n \n\n

    La guía, una vasca con muy buen rollito, nos vio la cara de sueño con la que le dimos los buenos días y se echó a reír...\n\n \n\n

    tranquilos, el viaje es largo, llegaremos a Budapest por la noche, después de echar un vistazo por la Meseta Bohemia, Moravia (lugar de asentamiento de las primitivas tribus celtas y eslavas que posteriormente dieron origen a las naciones checa y eslovaca. \n\n\n \n\n

    Me quedé dormida, al principio pensé que habría grandes cosas para ver por el camino, pero ante mis ojos sólo había una gran llanura muy relajante. \n\n\n \n\n

    No sé a que hora me desperté, cuando lo hice, estaba comentando que pararíamos a almorzar antes del cruce de las fronteras (había que cruzar dos, la húngara y la austriaca). \n\n\n \n\n

    Cuando nos bajamos a almorzar, mi amiga y yo habíamos entablado conversación con los vecinos de asiento que llevábamos a nuestra izquierda, un matrimonio madrileño que resultaron ser una personas muy divertidas (a partir de ese momento, afortunadamente, fuimos los cuatro juntos). \n\n\n \n\n

    Llegamos bastante anochecido a Budapest, el hotel (Stadion) era enorme, creo que el mejor de las tres ciudades que visitamos, aunque conviene aclarar, que las habitaciones de cualquiera de ellos no tienen nada que ver con las que aparecen en las fotografías de los folletos que entregan cuando contratas el viaje. \n\n\n \n\n

    Bajamos a cenar y ya empezamos a notar que la mano de obra era más cara que en Praga (allí había poca comida, mala, pero eso sí, seis camareros para cada uno). Nos acostamos, nuevamente rendidos por el viaje. \n\n\n \n\n

    A la mañana siguiente (toque de corneta, tempranito) lo primero que hicimos fue una pequeña visita panorámica para ver de lejos la Basílica-Catedral de San Esteban, rey fundador del pueblo húngaro. \n\n\n \n\n

    Después de esta rápida visita, nos llevaron a la histórica Plaza de los Héroes, donde nos esperaba la guía de turno (muy simpática, pero con poquita voz, a pesar de llevar un pequeño micrófono). En esta Plaza ya comencé a emocionarme y a tratar de hacer escapaditas con mi cámara (es lo que más feliz me hace). \n\nDe momento nos reunió a todos en el centro (en esta ciudad, era la misma guía para todo el grupo y éramos muchos) y nos avisó de que tuviéramos cuidado, en aquella plaza, como los turistas se quedan embobados mirando las estatuas, aprovechan para aligerarlos un poco de su equipaje. Optamos (ya que no oíamos mucho) de hacer dos círculos, unos mirando hacia ella para que pudieran escuchar y otros mirando hacia fuera, por si las moscas.\n \n\n

    En un momento determinado, yo me escaquee totalmente y comencé a fotografiar a los Hunos (me tenían alucinada) y a los otros, en fin, todo lo que abarcaba con la vista. Traté de comparar lo que estaba viendo con lo que habíamos visitado anteriormente, pero era inútil, era tan hermoso o más que lo anterior.\n\nComenté este pensamiento con la guía y me dio un buen consejo: “No compares nada, cada ciudad tiene su encanto”.\n \n\n

    Terminada aquella visita, volvimos al autocar para visitar el Bastión de los Pescadores, desde donde había unas magnificas vistas del Parlamento y del maravilloso Danubio. No hubiera podido imaginar nunca como era de grandioso ese río, su anchura la percibía inagotable.\n\n \n\n

    Nos dieron la tarde libre, anunciando que por la noche tendríamos una cena típica, aliñada con música cíngara y un paseo el barca, viendo todos aquellas obras de arte iluminadas. Me sentía muy feliz.\n\nEn esas horas que tuvimos de libertad, nos fuimos los cuatro a pasear, conocer el metro, los autobuses, etc. y terminamos en un gran mercado, donde yo hubiera podido “hacer milagros” de no ser porque me había cargado de bolsas en la visita a Karlovy Vary (Praga) y ya no tenía manos. Eso sí, me compré un tapetito muy mono hecho a mano y especias de esas picantonas. Todos iban charlando, pero yo andaba tan emocionada con mi cámara de fotos, que en un momento de descuido me tragué una farola. Ellos se partían de risa, pero conseguí una foto espectacular, sólo un poquito movida. \n\n

    \n\n\n \n\n

    Esperando ansiosa la llegada del paseo en barco, nos fuimos al lugar de la cena; era una mansión muy grande, ubicada en una especie de isla a orillas del Danubio. La cena fue muy abundante, pero yo apenas cené, estaba extasiada escuchando la música y viendo a los bailarines húngaros, ayyyy qué gozada.\n\n \n\n

    En un momento determinado, plaf, Victoria llorando. \n\nEs curioso, siempre hay algo que me trae grandes recuerdos. Empezaron a tocar las Czardas de Monti, no pude evitar el que las lágrimas corrieran libremente por mi cara, sin ninguna vergüenza. Era la pieza musical favorita de mi padre y recordé que justo por aquellas fechas, si hubiera vivido, cosa poco probable, cumpliría 102 años.\n\n\n\n

    Todos me dejaron llorar tranquilamente, pero cuando de repente sonreí pidiendo disculpas, nuestro compañero de viaje le dijo a su mujer “si no te importa voy a bailar con Vicky, me ha comentado su amiga que le gusta mucho bailar, y... me sacó a bailar un vals jejejeje, todos nos aplaudieron y al rato se animaron a seguir nuestro ejemplo.\n\n \n\n

    Cuando terminó la cena, nos llevaron a un embarcadero que había muy cerquita y allí subimos al barco, una delicia, como ya era de noche, iba todo lleno de velas. Después de una par de copitas de cava (o algo parecido) me sentía como una reina. Ninguno se animaba a subir a cubierta, por la humedad y el frescor de la noche, pero como no dejaba de escucharse la música de fondo (todo valses), me levanté y me fui a cubierta; allí estuve bailando sola hasta que llegamos al desembarcadero. \n\n\n \n\n

    A la mañana siguiente salíamos para Viena.\n\n

    Victoria


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    \n\n\n\n\n

    \n\n\n \n\n

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  • 2008-11-21 14:31:06
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